XIII

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- ¿Seguro que este bicho puede llevarnos a los dos? - preguntó Dante mientras surcaban los cielos de Manhattan a los del pegaso de Percy.

Como respuesta el animal relinchó, claramente ofendido - Dice que sí - contestó Percy - Y por cierto, tiene nombre... -

- ¿Y cómo se llama?

- Blackjack.

- ¿Como el juego de cartas? - preguntó Dante mientras sonreía. Procuraron mantenerse por encima de las nubes, que por suerte eran bastante bajas en invierno. Iban lanzados, tratando de no perder de vista la furgoneta del campamento. Aunque, si abajo hacía frío, allí arriba era como estar en mitad de una tormenta, donde les acribillaba una lluvia helada.

Perdieron de vista la furgoneta un par de veces, pero estaban casi seguros de que primero pasarían por Manhattan, así que no les fue difícil localizarlos de nuevo.

El tráfico era pésimo con las vacaciones. Entraron en la ciudad a media mañana. Percy hizo que Blackjack se posara cerca de la azotea del edificio Chrysler y desde allí observaron la furgoneta blanca - ¿Adónde los llevará Argos? - murmuró el hijo de Poseidón.

- De hecho... Argos no es el que conduce - dijo Dante mientras afinaba la vista - Es Zoë... -

- Bueno - dijo Percy - Vamos tras ellos -

Iban a emprender el vuelo desde lo alto del edificio Chrysler cuando Blackjack soltó un relincho y casi les derribó. Dante miró hacia abajo cuando sintió algo parecido a una serpiente enroscándose por su pierna.

Buscó sus dagas, pero al mirar vio que no era ninguna serpiente, sino ramas de vid. Habían surgido de las grietas del edificio y se enredaban entre las patas de Blackjack, y los propios tobillos de los chicos, inmovilizándolos a ambos.

- ¿Ibais a alguna parte? - dijo el señor D. Estaba reclinado contra el edificio, aunque en realidad levitaba en el aire, con su chándal atigrado y su pelo oscuro ondeando al viento.

- El que faltaba - musitó Dante mientras cogía una de sus dagas.

- Ah, señor D - dijo Percy - ¿Cómo le va? -

- ¿Que cómo me va? ¿Habíais creído acaso que el inmortal y todopoderoso director del campamento no se enteraría de que os ibais sin permiso?

- Sí, ese era el plan - respondió Dante con una sonrisa encantadora.

- Debería arrojaros desde aquí sin el caballo volador para ver con qué heroísmo aullabais de camino al suelo.

Dante miró hacia abajo. Debían de estar a unos trescientos metros de altura - Sobreviviría... -

- ¿Por qué me odia tanto? ¿Qué le he hecho yo?

Una llamarada púrpura brilló en sus ojos - Eres un héroe, chico. No me hace falta ningún otro motivo -

- ¡Tengo que participar en esta búsqueda! He de ayudar a mis amigos. ¡Cosa que usted sería incapaz de comprender! - soltó Percy mientras se removió entre las vides.

Blackjack relinchó, claramente nervioso. Dante no entendía lo que decía el caballo, pero era obvio que estaba acojonado - Percy colega. Intenta no tirarme del caballo -

Las ramas se aferraron en torno a los dos chicos con más fuerza. Más abajo, la furgoneta blanca se alejaba cada vez más. Pronto se perdería de vista.

- ¿Nunca te he hablado de Ariadna? - preguntó Dioniso - ¿La bella princesa de Creta? A ella también le gustaba ayudar a sus amigos. De hecho, ayudó a un joven héroe llamado Teseo, también hijo de Poseidón. Le dio un ovillo de hilo mágico que le permitió salir del laberinto. ¿Sabes cómo la recompensó Teseo? -

ARES #3 // DIOSES DEL OLIMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora