Despertando, abro los ojos para darme cuenta de que no estoy en mi cama, ni siquiera es mi sencilla habitación de sirvienta.
Me levanto de un salto, estoy completamente desnuda, sin embargo, no es lo que más me importa. ¿Que mierda hice?.
Pero no veo nada...
Dirijo mis manos a mi rostro dándome cuenta de el pañuelo en mi cara que impide mi visión.
Al quitarlo me encuentro con el aterrador rostro de una muñeca, sentada en una silla, mirándome fijamente.
- Buen día dormilona - la muñeca me habla con su voz chillona.
- ¿Que paso aquí?...¿por qué siento que estuve bajo el efecto de alguna droga?
Ríe a carcajadas tomándome un poco desprevenida haciéndome dar un pequeño salto que casi hace que caiga de la cama.
- No te hagas la loca, tu sabes bien lo que hiciste. Estuviste ardiente nena.
La miro sintiéndome indignada.
Toco mi nariz al sentir comezón dentro de mis fosas.
Al retirar mi mano un polvo amarillo se a quedado pegado a mi piel.
- Esto es...¿polen de orquídeas?.
- Uy conoces bien de flores, creo que si eres nuestro tipo.
Aquí está Angie...¿pero dónde está donna?.
De pronto ella enciende las velas ayudándome a notarla entre la oscuridad.
- ¿Es ella a quien buscas? - la muñeca pregunta burlona.
Decido ignorarla y dirigirme directamente con su dueña - ¿Lo de anoche fue real?.
- Todo fue real...- responde con esa voz tímida que la caracteriza.
Esto me aterra pero siento que me agrada de alguna manera y de solo pensar en que me agrada me aterra aún más.
Estuve ciega solo pude sentirla con mis manos, era tan suave... ya puedo imaginarme lo que se esconde debajo de ese vestido.
Pero no debería pensar ahora en eso, se que ella en peligrosa como las Dimitrescu, yo misma pude comprobarlo cuando me manipuló de esa forma tan mounstruosa.
Me hizo sentir que podría ser amada en esta horrorosa parte de el mundo donde solo hay muerte, pero ya se que nunca será así, ella misma me ha dicho que solo me ve como una muñeca, un accesorio con el que puede jugar para después deshacerse de él cuando se aburra.
Nunca tendré salvación aquí.
- ¿Ahora que vas a hacerme? - intento disimular los nervios en mi voz.
Donna simplemente sigue obcervandome detrás de ese velo negro, parece que no está dispuesta a responderme.
Para mí suerte la puerta es golpeada desde afuera terminando con ese incómodo silencio.
- ¡Buen día! - la chillona voz de Daniela canturea - ¿Que ha pasado ahí dentro?, ¿almenos hubo un poco de acción? - dice pícara - ¿O quizá una criada a muerto a manos de mi adorable tía Donna? - ríe como una psicópata haciendo que los bellos de mi piel se erizen del pánico.
- Estas temblando otra vez...- cuando la veo acercándose mi cuerpo se paraliza.
Pero ella simplemente toma a la muñeca y se aleja, después la veo salir por la puerta dejándome sola.
Cómo mi cuerpo tembloroso me lo permite me levanto para buscar mi uniforme.
Esta delicadamente doblado y acomodado sobre la silla de el tocador.
Me visto y antes de intentar salir me aseguro me aseguro de que tanto Daniela como Donna están cercas.
No sé a dónde han ido y no me interesa, solo tengo que salir de el castillo pronto.
Ya no soy una doncella virgen por lo que ya no tengo nada que hacer aquí y si la señora Dimitrescu se entera estoy segura de que no dudará en cortar mi cabeza y ponerme a los otros cuerpos de el cementerio que tiene en su jardín.
Abro ligeramente la puerta encontrando a ambas a solo unos metros de la habitación.
Parecen discutir de algo.
Comienzo a poner atención solo captando una frase por parte de Daniela, pero esa frase lo dice todo.
- Puedes conservarla, mamá ni siquiera se dará cuenta de su ausencia.
¿Piensa llevarme con ella?.
Estoy muy ofendida, hablan de mí como si fuera un perro para regalar y vender.
Vuelvo a cerrar la puerta y me ahogó en mi llanto.
- ¿Que hice para merecer esto? - susurro para mí misma.
Limpio mis lágrimas y me aparto de la puerta cuando escucho sus pasos acercarse nuevamente.
Mis latidos comienzan a acelerarse cuando la que a abierto la puerta es Daniela.
Hubiera preferido que fuera Donna.
- Mírate se ve que Donna a marcado bien su territorio - se burla haciéndome sentir avergonzada.
Me miró al espejo notando una feas manchas rojas y moradas en mi cuello, hombros y escote - Esto resultó ser más fácil de lo que esperaba, eres afortunada de gustarle a la tía Donna, normalmente es tímida como una niña en este campo - cada vez esta más cercas de mí - pero tú con tus encantos has hecho que se atreviera incluso a tener sexo - juguetea con mis mechones alborotados - ¡No cabe duda que esto ha sido amor a primera vista! - exclama emocionada y pervertida.- ¿¡Amor!? - digo sin poder ocultar más mis lágrimas y mi irritación - Fuí tratada como una puta.
- Lo eres, pero exclusiva de Donna - continúa burlándose - Así que yo te recomiendo que dejes de llorar y empiezes a gozar. Créeme que esto es mejor que morir siendo virgen.
Toma el sepillo de el tocador y lo pasa por mi cabello.
- ¿Que vas a hacerme ahora?.
- Yo nada, pero serás llevada por Donna - me mira desde el espejo - Felicidades ya no tendrás que servirle a la buscona de Cassandra.
- Eso no suena mal...- digo resignada.
Daniela ríe - ¿Lo ves?...espero que estés cómoda en tú nuevo hogar - dice lo último después de un silencio. Eres muy bonita para ser convertida en vino, eso sería un desperdicio por parte de mamá. Aunque... - se acerca a mi oído para susurrarme - Estoy segura de que mamá hubiera preferido ser la primera en acostarse contigo...
Si eso hubiera sucedido mi final sería exactamente el mismo, morir por de ser atravesada por esas garras después de complacerla.
- Agarra tus maletas, te irás hoy mismo - me obliga a salir al pasillo cuando mi cabello ya es está más hecho un desastre.
Nota: Hola lectoras pajeras, pervertidas, marranas, marranotas. Me estoy atrasando mucho en esta historia pero les prometo que les traeré más capitulos porno sukulentos con Donna.

ESTÁS LEYENDO
Orquídea
FanfictionDonna Benneviento Advertencia: Historia no apta para todo público, contiene escenas +18