Capitulo 6

1.1K 150 13
                                    

No sé lo que me esperara ahora que estoy siendo trasladada a una nueva prisión, lo único que es seguro es que nada de esto será algo bueno.

- Ya hemos llegado muñeca, no estés tan asustada aquí no habrá moscas que quieran chuparte la sangre - expresa Angie con esa vocecita que no ha guardado silencio ni un instante durante todo el recorrido dentro de la carroza.

- Antes podrías decirme, ¿que vas a hacer conmigo?.

Después de eso solo hay silencio, Donna y Angie se han quedado mudas ante la pregunta.

Cuando me veo resignada a no obtener respuesta miro por la ventana intentando escapar de mi realidad por un momento, apreciando el paisaje que hay fuera. Pero en ese instante Donna se inclina muy cercas y es toda esa atención repentina que me hace dirigir de nuevo la mirada hacía adrento del vehículo.

Está tan cercas que puedo escuchar su respiración más aún sigo sin poder ver lo que esconde detrás de ese velo.

Posa su mano sobre la mía para sujetarla.

- Seamos amigas...

- ¿Amigas?...

- Ya escuchaste, ahora copera cariño y baja de la carroza de una puta vez - Angie se interpone entre las dos.

Aún con la amenaza de Angie y el frío que entra al abrir la puerta, la mano de Donna no suelta la mía.

Bajamos juntas y así nos dirigimos al gran cancel negro de el hogar al que he sido dirigida por Donna.

Parece una antigua mansión con muchas historias ocultas en los retratos viejos sobre sus paredes con tapiz empolvado.

Pero no fueron los cuadros lo más impresionante de este lugar, si no que la variedad de juguetes y muñecas que están todos por doquier.

- ¿Que tanto miras querida?, esto no es un museo - Angie aparece una vez más frente a mi campo de visión con su horrible apariencia de muñeca poseída - Nesesitas ropa nueva, ese vestido de maid se ve tan aburrido.

- ¿Dónde está Donna? - la miro por un momento antes de buscar a la mencionada pero no está por ninguna parte de este pasillo principal.

Ni siquiera me di cuenta cuando solto mi mano.

Donna a desaparecido como un fantasma.

- Por aquí.

Y temblorosa camino siendo guiada por la muñeca hasta una de las habitaciones. Dentro de ella se encuentran más de estás aterradoras muñecas, variedad de tipo de telas con colores llamativos y maniquíes portando preciosos vestidos.

Entonces pude volver a verla ahí de nuevo, a Donna sentada en un taburete frente a la máquina de costura terminando una de sus obras.

- Justo a tiempo - exclama Angie - Vamos desvistete.

Aunque la muñeca me lo indicara, ella misma comenzo a hacerlo tomándome por sorpresa y sin tener tiempo de protestar. Mientras Donna solo nos obcerva con el vestido nuevo y recién confeccionado sobre sus faldas.

- Yo puedo hacerlo sola... - digo algo avergonzada.

- Muy tarde - cuando la muñeca me ha dejado en ropa interior me empuja para quedar cara a cara con Donna quién ya se ha levantado de su asiento.

Me siento tan obcervada por ella que me veo en la necesidad de cubrir mi cuerpo con mis manos.

- Es para tí - vuelve a hablarme con esa voz tímida y tranquila.

Entonces yo simplemente accedo sabiendo que no me queda otra opción.

- Yo creo que la ropa en tí está sobrevalorada - dice Angie de repente mientras Donna ajusta mi corsé.

- ¿A qué te refieres?...

- Quiero decir que es un desperdicio cubrir algo tan bello.

Aunque no puedo verlo se que mi cara está echa un tomate.

- Debe ser una broma...

¿Que es esta muñeca?, ¿tiene vida propia?, ¿por qué no para de hablar mientras que Donna apenas y pronuncia dos palabras?.

- Solo digo la verdad, tus nalgas y tus tetas son perfectas, tanto que me he aprendido tus medias de memoria.

Me quedo en silencio, pues no sé más que decir ante estás vulgares confesiones.

Depronto me doy cuenta de que Donna a dejado de ajustar el corsé y comenzó a hacer lo contrario de esto. Ella lo está quitando junto con mi ropa interior.

Esto me ha puesto nerviosa hasta paralisarme y solo siento su respiración atrás de mi cuello, mientras sus manos una vez teniendo mi cuerpo completamente desnudo, acariciar mi cintura y van bajando a mis caderas.

OrquídeaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora