Capitulo 13

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Cuando mis ojos se adaptan a la oscuridad camino alrededor de la celda, intentando encontrar alguna escapatoria.

No pienso rendirme tengo que salir de aquí, cuando lo consiga juro que jamás volveré a pisar está montaña y olvidaré todo lo que ví y viví, incluyendo los momentos que pase con Donna.

Tan solo me gustaría empezar a vivir y dejar de sobrevivir.

Me pregunto  que tipo de vida tendrán las personas allá abajo de la montaña, ¿vivirán libres?.

Probablemente sí.

Comienzo a forcejear la cerradura de las rejas, con la esperanza de que en algún momento cedan a abrirse.

Pero todo fue en vano, aún así estoy intentando a toda costa guardar la calma pues ya estuve en esta situación antes, en el castillo de las Dimitrescu.

A Cassandra le divertía mantenerme presa en las catacumbas de el castillo a modo de broma solo por qué le satisfacía ver mi expresión de terror en ese horrible lugar.

La diferencia aquí es que esto no se trata de ninguna broma y justo es lo que me mantiene intranquila, el no saber que intenciones tendrá Miranda.

Así me mantuve perdida en mis pensamientos, presa de el pánico, imaginando miles de las maneras en qué podría acabar mi destino. Asta que el sonido de el candado siendo manipulado desde afuera me dice que esto apenas está por comenzar.

Parece que nombrarla en mi mente la a atraído, pues sus brillantes garras doradas que están manchadas de sangre acaban de abrir la celda desde afuera.

Volverla a ver de cercas es tan inquietante como lo fue la primera vez, sobre todo por esa espeluznante mirada fría.

- Por favor no me mates, haré todo lo que me digas.

Una sonrisa retorcida se hace notar en sus finas facciones. En otro contexto me habría parecido la sonrisa más hermosa, pero estoy perturbada.

- Primero respóndeme, ¿cómo lograste escapar de de Donna?.

- Yo no escape, ella me dejo en libertad.

Su sonrisa se borra de forma instantánea y se convierte en una mueca que desaparece después de unos segundos.

Luego ella simplemente me toma del pelo como si fuera un animal, me arrastra con fuerza de la celda y me arroja contra una camilla de metal.

- No me hagas daño.

- Cállate y sube ahí - dice muy molesta señalando la horrible cama de metal.

Temerosa obedezco y soy atada de pies a cabeza.

Cómo quisiera desaparecer.

- ¿Que harás conmigo?.

Miranda no responde pero en cambio ella se acerca con una enorme jeringa conteniendo una extraña mezcla. Su aguja es clavada en la carne de mi cuello sin ninguna delicadeza y la sustancia de dentro es drenada de la misma forma.

De pronto comienzo a sentir un fuerte dolor y mareo hasta que termino desmayandome.

No se cuánto tiempo paso después de eso pero al despertar mi cuerpo no parece el mismo.

- ¡Eres otro puto fracaso! - Miranda se aproxima veloz y me azota la cara con un látigo que ahora porta en su mano.

Lo que me sorprende de sobre manera es no haber sentido el ardor y dolor de ese golpe.

La zona que se suponía que tendría que estar se ha regenerado con tanta rapidez sin dejar ninguna cicatriz.

- ¿De que mierda estás hablando? - digo confundida.

- ¡Guarda silencio! - Miranda vuelve a azotarme una y otra vez hasta liberar toda su ira.

Mientras esto sucede el lo único que no puedo dejar de pensar es en que sigo viva.

Y no pude evitar sonreír de alivió pero eso parece aumentar la furia de Miranda.

- Borra esa estúpida sonrisa.

Los golpes de Miranda comenzaron a dolerme hasta que efecto de adormecimiento fue desvaneciéndose de mis extremidades.

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