La presa de Moreau no es específicamente un lugar agradable para visitar en la aldea, pues este ambiente frío y húmedo es tan incómodo y deprimente como su dueño.
Al aterrizar frente a la oscura cabaña, luce solitario a los alrededores, no existe ningún indicio de que el lugar allá sido visitado recientemente.
Quizá el trio de hermanas mosca se han equivocado.
Aún así decido husmear primero por fuera antes de entrar en la vivienda.
Pero sigue sin haber señales de vida, hasta que al adentrarme aún más logro escuchar un extraño sonido de lamentos que viene desde el sótano seguido de dos voces masculinas.
Una pronuncia torpemente las palabras mientras que la segunda es firme e intimidante.
- ¿Cómo piensas que Madre Miranda logré reemplazar un sujeto tan valioso con estas basuras - juzga el gerarca con martillo, Heisenberg.
- Tú no tienes idea - responde torpe e inseguro.
Una tercera voz chillona y aguda se hace audible.
- ¡Vamos Heisenberg dale con el martillo! - es Angie quién como siempre íncita una pelea cuando la oportunidad se presenta.
Gracias a esto ahora puedo estar segura de que Donna efectivamente está en este lugar. Y al estar ahí puedo presenciar un desordenado laboratorio con personas deformadas por las mutaciones, por supuesto esto me ha revuelto el estómago.
Pero eso no es lo importante ahora, pues mi único objetivo aquí es sacar a Donna de este sitio.
Aunque ella realmente no parece estar en peligro en absoluto y al contrario de esto se ve como una complice.
- Calla ese pedazo de harapos y empieza a hacer algo Donna - regaña Heisenberg.
- Y que se supone que haga si son los experimentos de Moreau - responde Angie por ella de forma despreocupada e infantil.
- Se que podrías estar escondiendo la posible salvación de todos aquí. Dime de qué se trata la mierda que Madre Miranda busca tan desesperada.
- No se de que hablas.
- Si esa cosa es capaz de matar a Miranda la estás desaprovechando de forma estúpida.
- ¿De que hablas?, no mataría ni a una mosca...soquete - dice Angie burlona.
- ¡Si la tienes!
Estaba tan enfocada en acercarme a Donna que termine tropezando y haciendo ruido...
- ¿Que fue eso?.
- Yo no veo nada.
Me pongo de pie y me quedo estática ante las miradas perdidas de los aquí presentes, confiada en que ninguno puede distinguirme gracias a mi camuflaje.
Al encontrarse simplemente con el vacío, lo ignoran y continuan con lo suyo.
- Deja de hacerte la tonta y empieza a hablar.
- Estoy hablando daaa - Angie sigue vacilando.
- Como sigas jugando ya verás lo que te va a pasar - dice Heisenberg fastidiado.
- No quieres hacerlo
Camino asta donde Donna con pasos silenciosos hasta que logro tocar su hombro y susurrar en su oído.
- Vámonos de aquí.
- Iliana... - pronuncia en lo bajo.
- ¿¡Que están haciendo!? - la voz de Miranda se hace presente.
Oh no...
- Teníamos la sospecha de que los experimentos de Moreau son una completa basura - responde Heisenberg.
- Eso no es correcto - el pobre hombre deforme intenta defenderse.
- No puedo creer que sigan perdiendo el tiempo...- expresa decepcionada.
- Aún así yo no veo a Alcina por ningún lado, ¿ella que aporta?.
- Más que tú incluso - las palabras de Miranda parecen averle dado a Heisenberg en el ego - Observen esto - Miranda sostiene una hermosa flor en perfecto estado.
- ¿Una flor?...
- Así es, en medio de la nieve, no es una flor normal, brilla en tonos azules.
Yo reconozco esa flor, es una de las flores a la que le he dado vida mientras descubríamos mis habilidades con Donna, como no pensamos en que Miranda podría darse cuenta.
- Esto solo tiene una explicación.
- Tú rata de laboratorio sigue en las montañas.
- Así es Heisenberg y podría estar en cualquier parte ahí rondando.
- Deja todo en mis manos madre, yo seré quién le de caza a esa alimaña.
Me han insultando de peor manera aunque no lo crea ese tipejo.
Donna parece nerviosa bajo ese velo negro.
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Orquídea
FanfictionDonna Benneviento Advertencia: Historia no apta para todo público, contiene escenas +18