Capitulo 16

653 103 2
                                        

Estar de nuevo en el bosque nevado se siente tan extraño. Mis pies duelen al contacto con la nieve y es placentero pero con cada paso que doy curiosamente la nieve se derrite a mi alrededor y crecen hermosas flores y pasto verde.

Muevo mis nuevas alas para elevarme un poco y conseguir equilibrio pues mis piernas aún son algo torpes.

Afortunadamente para mí la cueva de Miranda no estaba muy lejos de la aldea, quizás no deba volver ahí pero Donna también habita esa aldea y es con ella el primer lugar donde quiero llegar, pues le prometí que volvería.

Cuando más me elevo en el viento puedo sentirme cada vez más cerca de ella.

Aterrizo en los canceles de su mansión.

Vaya no ha cambiado nada, todo parece igual de oscuro y solitario ahí dentro. Me elevo asta el balcón y abro las ventanas para entrar desde ahí.

Las muñecas en el comedor están en la misma posición en qué las vi la última cena que tuvimos Donna y yo, que extraño es verlas inmóviles y sin decir ni una palabra.

- ¿Quién demonios eres y que haces aquí? - Angie sentada en el tapete me sorprende pues no la había notado.

- Angie, soy Ileana yo sé que me recuerdas.

- ¿Tú?, ¡te vez increíble!, pero esa ropa es un asco.

- ¿Que dices?, soy un monstruo no puedo verme increíble.

- Deberías verte en un espejo.

Sonrio, jamás pensé que extrañaría esa vocecita chillona.

La puerta de la habitación de Donna esta abierta.

Entonces curiosa y con paso lento comienzo a caminar en esa dirección hasta adentrarme en la habitación, esperando encontrar a Donna ahí.

Pero no puedo distinguir nada, solo oscuridad, entonces torpemente intento tomar una de las velas del comedor.

- Donna he vuelto fracasé en escapar pero ya estoy aquí y nada hará que nos separemos otra vez.

La iluminación de la vela me ayuda a encontrar a Donna en la habitación que estaba por colocar su velo frente al tocador pero yo me apresuro a dejar la vela sobre la cómoda y una vez con mis manos desocupadas tomo las de ella para impedir que cubra su rostro.

- No tiene sentido que sigas escondiendo más tu belleza. Vamos ven conmigo, volví por ti. Es hora de irnos.

- Pensé que no volvería a verte - dice en un tono muy bajo.

- Aquí estoy, no como me gustaría pero aquí estoy.

- ¿Madre logro capturarte?.

- Si - digo con tristeza.

- Lo siento debí ayudarte, pero estoy tan feliz de que sigas con vida - Donna se acerca a paso lento y acaricia mi rostro como esa primera vez que nos vimos encerradas en la misma habitación en el castillo Dimitrescu - Eres fuerte - dice con admiración.

- Lo soy gracias a ti.

Puedo alcanzar a distinguir su gran cicatriz del rostro contra la débil luz de la vela.

- No es algo fácil de ver, ¿cierto? - dice avergonzada al notar la dirección de mis iris.

- Créeme que no tengo ningún problema - pues en definitiva Donna es la mujer más hermosa que han visto mis ojos.

Casi de forma inconciente intento tocar su cicatriz pero Donna se aparta hacía atrás.

- No pasará nada - vuelto a cortar la poca distancia entre nosotras e insisto en analizar su cicatriz con mi tacto.

Para mí sorpresa ella termina sediento, entonces puedo sentir la textura de su cicatriz es suave pero grumosa y muy hinchada. Se nota la incomodidad de Donna.

Cómo me gustaría poder ayudarla a sanar está cicatriz.

Sorpresivamente al pensar en eso, los brillos de mi piel comenzaron a iluminarse aún más, sobre todo en la palma de mi mano que está sobre la cicatriz de Donna.

Asustada aparto la mano rápidamente de el rostro de Donna.

- Lo siento, ¿te he hecho daño?.

Donna me mira con su ojo visible muy abierto en una expresión de sorpresa mientras que con su mano cubre la otra parte de su rostro donde debe estar la cicatriz.

- Ileana tú...- no es capaz de terminar la frase debido a su sorpresa.

- Perdoname Donna debí ser más cuidadosa, aún no conozco mi mutación - digo con preocupación - Por favor déjame remediarlo si te hice daño.

- Para nada...- Donna descubre la parte dañada de su rostro para mostrarme lo realmente ocasionado por mi tacto.

La cicatriz ya no está, ha desaparecido y el rostro de Donna esta perfectamente limpio y mucho más hermoso...

OrquídeaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora