El ave sale volando.
Debo estar sobre pensando ese cuervo no pude ser de Miranda, claro es lógico después de todo lo que pasé ya no me agrada para nada la presencia de estas aves.
Donna se mueve un poco, entonces acaricio su espalda y decido olvidar lo que acabo de ver.
- Ya amaneció - susurro.
Ella abre los ojos y me mira sorprendida - No fue un sueño, tu sigues aquí - sonrie.
- Aquí estoy - la acaricio.
Y después de unos cuantos mimos más salimos al comedor aún con la pijama puesta ya que ninguna tenía prisa o planes de salir de casa pues pasarla juntas es lo más importante este día.
Donna sale de la cocina y me entrega un enorme plato repleto de frutas.
Muerdo una manzana, es deliciosa. Continuo devorando cada una de las jaja jugosas y frescas frutas pero me detengo un poco al darme cuenta de el silencio que hay de pronto en el comedor.
Miro con atención a Donna sentada de el otro extremo de la mesa con un pay de fresa en su plato a medio comer, ella también me está mirando muy atenta y sus muñecas no se mueven para nada, ni siquiera Angie.
- ¿Pasa algo?.
- Las habilidades que tengas es posible que le sean de mucha utilidad a madre Miranda, supongo que es la razón por la que te mantuvo tanto tiempo en el laboratorio.
- No lo creo, ella me dijo muchas veces que soy inútil y un pedazo de basura mierdera.
Donna me mira triste - Claro que no Ilia, tú eres muy valiosa, mira lo que has logrado - dice refiriéndose a su rostro perfecto.
Pero que hermosa es Donna y que mal que alguna vez allá tenido que ocultar su bello rostro por vergüenza. Pienso mientras mastico.
- Aún así no tengo idea de que tipo de habilidades poseo con esta apariencia, solo se que puedo hacer crecer las plantas, hipnotizar animales con mi canto, soplar muy fuerte y un extraño tipo de magia en tu rostro.
- Debe haber algo más, descubramos juntas - al decirlo sus tiernos ojos negros parecen iluminarse como una niña emocionada con un juguete nuevo.
- Me parece una maravillosa idea - digo sonriente y encantada por mi adorable acompañante.
Ella se levanta tomando su silla para instalarse en la mesa a un lado de mi invadiendo todo mi espacio que es bastante amplio por mis nuevas y enormes alas. Aveces no se cómo posicionarlas de una manera que me resulte cómoda.
- Primero tengo que vestirte, tengo tantos estilos en mente para ti. Estarás divina - dice aún más emocionada - El azúl te queda muy bien - dice mientras toquetea y menea una de mis alas.
Parece que a perdido la timidez después de que esa enorme cicatriz haya desaparecido de su cara, su personalidad ahora es similar a la de Angie.
Observo a la muñeca Angie a lo lejos aún sentada sobre la alfombra, ha estado intacta desde ayer en la noche.
Esta es mi auténtica Donna sin inseguridades y con el ego muy grande.
Tomo su mano y le robo un beso que la hace sonrojar.
- Visteme cómo tú quieras mi amor - digo coqueta.
Ella sonríe y se abraza a mi pecho, parece que esa zona le resulta muy cómoda.
- Eso voy a hacer, cada día voy a fabricar un vestido nuevo para ti.
Acaricio su largo cabello negro que lleva suelto.
- ¿Tu no piensas cambiar tú estilo?, ese vestido de funeral es anticuado, necesitas algo que resalte aún más tu bello rostro.
- No podría, yo siempre tengo un funeral al cual ir.
Yo sé que se refiere al de sus padres.
- Descuida seguramente ellos descansan en paz y están felices de ver a su bella hija bien y a salvo.
- Tienes razón - mis palabras parecen convencerla, no pensé que sería tán fácil, quizás no lo habría sido si fuera la antigua Donna.
Continuamos desayunando mientras hablamos de lo que hemos hecho mientras estuvimos separadas.
Al terminar fuimos directo al taller de costura de Donna, dónde hizo justo lo que dijo, diseñar un nuevo vestido para mí.
- Eres aún más preciosa con un buen vestido - dice orgullosa de su creación.
- Ya quiero ver el tuyo - la tomo de la cintura para atraerla a mí.
ESTÁS LEYENDO
Orquídea
FanficDonna Benneviento Advertencia: Historia no apta para todo público, contiene escenas +18