No se lo que hizo esa bruja mientras estuve noqueada, pero fue indispensable para no sufrir cualquier tortura a la que estuviera sometida.
Parece que el resultado de la experimentación en mi cuerpo me ha hecho más resistente, pues ya no es tan fácil lastimarme. Resultado que no le ha gustado nada a Miranda por lo que veo.
Después de desquitar su frustración conmigo, ella no a dejado de hojear un libro en el que escribe en algunas páginas.
- ¿Ya terminó la tortura? - pregunto aburrida.
- Terminará cuando aprendas a cerrar esa boca.
- ¿Puedo ver a Donna?.
- No.
- ¿Cuanto tiempo ha pasado? - Miranda simplemente arranca una hoja para arrugarla en un bulto y lanzarmela en la cara.
- Gracias supongo - tomo asiento en el piso de la celda y tomo el tozo de papel alzando la mano para alcanzarlo.
Al extenderlo observo una serie de líneas unidas entré si que parecen representar aproximadamente seis meses, dándome cuenta de que mi desmayo realmente fue un coma.
Vuelvo a observar a Miranda, que ya no está en su sitio de antes, ahora parece estar haciendo extrañas mezclas en los embudos de vidrio.
- ¿Vas a seguir experimentando conmigo?.
- Tú ya no me sirves.
- Genial, entonces me trajiste aquí para nada - después de oírme Miranda detiene lo que estaba haciendo, toma uno de los resipientes de vidrio que contiene un líquido rojo y brilloso, un color bastante artificial y radioactivo, entonces ella lo arroja contra la celda en la que estoy salpicandome al estrellarse en las rejas. Esta sustancia me genera una profunda sensación de ardor y picazón al contacto con mi piel - Mierda - me quejo.
En cambio ella ríe. Perra loca.
Los días se pasaron horriblemente, además de que he notado un comportamiento extraño en Miranda, ella no permite que toque mi espalda, tampoco tararear canciones, aleja cualquier tipo de vegetación de mi alcance incluso a su extraña raíz en forma de feto, no me deja tener contacto con ningún otro ser vivo más que con ella por eso limpia todos los días cada rincón del laboratorio para exterminar a los insectos que puedan esconderse por los alrededores y me alimenta con carne cruda aunque le he dicho varias veces que no me gusta nada.
- ¿Cuando me dejarás en paz? - pregunto cuando la veo llegar.
Pero ella simplemente me ignora, pues está ocupada haciendo una extraña investigación con animales muertos que acaba de traer con ella. Sigo observándola.
- ¿Que me vez?.
- Pienso que serías hermosa si no fueras una mierda.
- Lo mismo digo de ti si aprendieras a callarte.
- Pero tú me has preguntado...
- Una palabra más y te arrancaré la lengua.
- De todas formas me crecerá otra vez gracias a tus experimentos - ella estaba a punto de arrojarme otro frasco - está bien me callo...
Entonces Miranda sigue con lo suyo y yo con lo mío que es observarla pues no hay nada mas entretenido en este laboratorio que su propia dueña.
Pasaron algunas horas hasta que la veo acercarse para arrojarme un par de filetes fríos.
- Si los como, ¿podré ir a ver a Donna?.
- No vas a salir de aquí.
- Por favor... - digo desesperada pues incluso una mujer tan solitaria como yo necesita un poco de afecto y Donna es la única en quién confío y se que me lo dará.
La extraño tanto...
- ¿Cuál es tú urgencia con ella?.
- Solo necesito saber cómo esta...- doy una enorme mordida al pedazo de carne.
- Está mejor que tú - dice con burla a mi estado prisionero.
- Jódete...- digo en mi mente.
Cuando Miranda estaba apunto de alejarse nuevamente me apresuro y la atrapo tomándola de una de sus filosas manos.
- ¿Que te pasa?.
- Por lo que he estado observando aquí se que consideras fracasos a quienes has adoptado como tus hijos, así que que solo quiero pedirte que por favor no lastimes a Donna. Ella realmente te aprecia como una madre.
Ella suelta mi mano de un manotazo - Yo sabré lo que haré con esas pestes.
- Eres terrible...
- Lo se.
- Solo recuerda que todo llega a su fin.
- No estás en posición de amenazarme.
- Lo se...
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Orquídea
FanfictionDonna Benneviento Advertencia: Historia no apta para todo público, contiene escenas +18