Capítulo 20: CORAZONES ROTOS

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Porque yo estoy afligido y necesitado,
Y mi corazón está herido dentro de mí.
Salmos 109:22

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El cielo comenzó a nublarse, nubes negras y grises cubrían el brillo del sol, apenas eran las 11 de la mañana.

Las personas ya se habían retirado del funeral que se había llevado a cabo hace un pequeño lapso de tiempo atrás.
Solo dos jóvenes habían quedado, el chico la abrazaba con fuerzas mientras que ella permanecía inmóvil.

De pronto la chica apartó bruscamente al joven que tenía enfrente. Él no entendía porqué lo hizo:

— Alin solo quiero ayudarte — dijo

Ella permaneció en silencio por varios segundos, hasta que logró decir:

— ¡No quiero volver a verte! ¡aléjate de mi!

— ¿por qué? ¿Qué sucede? — frunció el ceño

— ¡Me mentiste Dan! — exclamó molesta

— ¿en qué? — Dan intentó acercarse a ella — ¿en qué te mentí, Aly? — acarició una de sus mejillas, ella lo apartó.

— nada estará bien...— dijo con una voz fría y apagada.

La lluvia comenzó a caer lentamente. Y el olor a tierra húmeda comenzó a percibirse.

— Aly — susurró Dan con una suave voz — tranquila, confía en Dios, él puede ayudarte y yo también estaré a tu lado.

Alin no podía creer todo lo que él decía, su corazón estaba lleno de rencor, no quería saber nada acerca de Dios. No quería que nadie la ayudara.

— ¡vete de aquí! — gritó — ¡tu no entiendes lo que estoy pasando!

— claro que te entiendo, se lo que sientes, yo también lo viví...perder a alguien que amas es muy doloroso...

— No, nadie me entiende

— Yo si, recuerda que yo perdí a mi hermana, se lo que se siente...

Comenzó a llover más fuertemente, ambos jóvenes se estaban mojando.

— ¡eso fue por tu culpa! — exclamó ella furiosa — ¡si tu no hubieras ido a aquel lugar ella no te hubiera seguido y no habría muerto!

Alin se dió cuenta de que había sido un error decir eso, el dolor le impedía pensar con claridad y no se dió cuenta de que al decir aquello podría herir a Dan.

Dan sintió como su corazón se quebraba en mil pedazos. Intentó ser fuerte y no sentirse afectado por eso, pero somos humanos y sentimos, sentimos el dolor, el sufrimiento...

— Dan, yo, no quise decir eso... — susurró ella

— Esta bien, creo que tienes razón, fue mi culpa — dijo con un nudo en la garganta — será mejor que me vaya...— se dió la vuelta para irse

— ¡No! Espera, no te vayas — intentó detenerlo

— Adiós Alin

¿QUIÉN SOY?   [LIBRO #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora