Capítulo 3: DIOS TE AMA

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El amor de Dios no tiene fin
Él te ama y te acepta
tal y como eres.


●°●°●—————— ♥️ ——————●°●°●

Nunca nadie me había tratado tan bien como lo hizo Angie.

Esa chica tenía algo especial, era diferente a todos, no me juzgó, no se burló de mi, al contrario, se mostró amable y amigable.

Me hizo sentir aceptada.

Después del incidente ocurrido en el receso, volvimos a clases.

Al entrar al salón todos me miraban con desprecio, pude escuchar como algunas chicas murmuraban entre ellas y se burlaban.

Ya estaba acostumbrada a eso, así que no me mostré afectada; aunque muy en el fondo quería que todo acabara, quería acabar de una vez por todas con el dolor y el sufrimiento.

— ¡ven! ¡vamos a sentarnos por aya! — Angie me tomo del brazo y me condujo hasta el fondo del salón donde había dos sillas disponibles.

Nos sentamos y después de unos minutos de silencio comenzamos a conversar.

Me sorprendí mucho, la verdad yo nunca antes había platicado abiertamente con alguien, y ese día lo hice.

— ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre? — me preguntó Angie

— mmm pues normalmente disfruto escuchar música encerrada en mi habitación.

— Oh — exclamó — Yo también escucho música, quizás después pueda pasartelas para que las escuches.

— claro, es una gran idea

— ¿Algún lugar que quieras visitar?

— Paris — Dije — Siempre he querido visitar esa ciudad, caminar por las calles, disfrutar de los hermosos atardeceres comiendo helado, Visitar la Torre Eiffel, sentirme libre, libre de todo, alejada de todo el dolor, de todo el sufrimiento — sín darme cuenta las lagrimas ya estaban rodando por mis mejillas.

Angie se acercó a mi, puso su mano en mi hombro y dijo:

— Tranquila. Todo va a estar bien, verás que pronto todo mejorara, El sol volverá a salir para ti.

Sonrió, su sonrisa me transmitió paz, tranquilidad, esperanza.

Las clases continuaron.

A la hora del almuerzo me diriji junto a mi compañera a la cafetería a buscar algo de comer.

Cuando ibamos llegando a la entrada logré divisar a Hania y sus amigas paradas.

Suspiré, Angie palmeó mi hombro:

— Tranquila entraremos juntas — yo asentí con la cabeza.

Caminamos hasta llegar a la entrada del comedor, yo iba con miedo, miedo a que me hicieran daño.

En el momento en el que estaba por poner un pie dentro del lugar, tropecé y caí al suelo.

— ¡Upss! ¡deberías fijarte por donde caminas! — se burló la rubia

— ¡Auch! ¡casi me tuerces el pie! ¡ten más cuidado niña tonta! — exclamó Karla al momento que golpeaba mi espalda con su pie.

— ¿Alin estas bien? — Angie me extendió su mano y me ayudó a pararme.

Todos los alumnos de la cafetería comenzaron a burlarse de mi.

Mis ojos comenzaron a cristalizarse, las lágrimas amenazaban con salir, Salí corriendo de aquel lugar.

— ¡Alin! ¡Alin regresa! — escuche que la chica peli negra me llamaba a gritos pero no me detuve, seguí corriendo en busca de un lugar seguro.

No supe ni a donde me diriji, cai de rodillas al suelo derramando lágrimas.

Un fuerte trueno se escuchó en el cielo.
Sentí como las gotas de agua comenzaron a caer sobre mi.

Mis lágrimas se mezclaron con el agua.
No sé cuánto tiempo pasó hasta que sentí que alguien me tomó de los brazos y me condujo hasta las gradas, resulta que estaba en el campo de fútbol, ni siquiera me di cuenta como llegué hasta ahí.

— ¿Alin estas bien? — esa voz, la reconocería en todas partes

— si — susurré

— lamento lo que ocurrió

— esta bien Angie, siempre hacen lo mismo, estoy cansada, ya no las soporto — mi voz se ahogó en un llanto

Angie se acercó a mi y pasó su mano sobre mi hombro.

— ¿Sabes algo?

— ¿qué cosa? — pregunté limpiando mis lágrimas

— Dios te ama

<¿Dios?> <¿Angie es cristiana?> <Eso explicaría por qué es diferente>

— ¿Cómo Dios puede amar a alguien como yo? — pregunté incrédula

Su amor sobrepasa todo entendimiento y paso del tiempo...

— pero...¿Él me acepta tal y como soy?

— Él fue quien te creó, por supuesto que te acepta, eres su hermosa creación

— ¿Sabes? Suena muy lindo lo que dices, pero no se, se me hace difícil creer

— Solo debes abrir tu corazón y aceptar el amor que Dios te ofrece

No respondí, simplemente me quedé en silencio mirando a la nada.
Se me hacía difícil creer que un Dios lleno de amor permitiera mi sufrimiento.

Me preguntaba ¿Dónde estaba él cada noche que lloraba hasta quedarme dormida? ¿Dónde estaba cuando mis padres me hacían a un lado? ¿Donde estaba cada vez que Hania y sus amigas me molestaban? ¿Por qué permite que sufra?

En ese entonces no me daba cuenta de que siempre estuvo a mi lado, más tarde lo comprendería.

[.....]

La jornada de clases terminó horas después, tomé el autobús y regresé a casa.

Al llegar mis padres no se encontraban.

Senti ganas de llorar en ese momento, siempre me dejaban sola, nunca estaban en casa y si lo estaban solo me recordaban que yo era la causante de todos sus problemas.

Corrí hacia mi habitación, tomé mis audífonos, prendí mi celular y me dispuse a escuchar una música deprimente, les parecerá raro, pero ese tipo de música me hacía sentir bien, mientras mis oídos se deleitaban con el sonido, de mis ojos brotaban lágrimas que corrían por mis mejillas.

¿QUIÉN SOY?   [LIBRO #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora