Capítulo 23: CREO EN TI

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Creo en ti y en tu amor
Tu perfecto amor me llena,
le da alivio a mi alma...

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Al día siguiente...

Un hombre de avanzada edad se encontraba caminado por las orillas de la playa con las redes para pescar en sus manos.

Anoche una gran tormenta se había desatado, por lo que creyó que habría más peces en el mar.

Cuando llegó al lugar donde siempre pescaba, tiró sus redes a las aguas, de pronto un poco más allá de donde se encontraba vió algo que lo alarmó.
Sacó las redes del agua y las dejo en la arena.

Caminó hacia ese algo que había visto, abrió los ojos sorprendido cuando se dio cuenta de que se trataba de una chica flotando en las orillas del océano.
La sacó a la orilla y checó su pulso, respiraba con dificultad, todo su cuerpo estaba frío.

— Dios, ayúdame...— susurró al ver a la muchacha casi sin vida.

Si, el era cristiano, vivía en una pequeña casa en las afueras de la ciudad, hace años no veía a su familia, la razón de esto era por que cuando era más joven quiso vivir y disfrutar su vida, eso solo le trajo el rompimiento de su familia. Él decidió irse a otro país dejando a su esposa y a su hija quien en ese entonces tenía 15 años. Estando fuera alguien le hablo de Dios, él aceptó y reconoció que había sido un error dejar a su familia. Así que luego de años y años sin verlas volvió.
Cuando regresó las buscó pero no logró encontrarlas. Desde entonces ha permanecido viviendo en este lugar, anhelando algún día recuperar a su familia.

Tomó a la chica en brazos y la llevó hasta su coche. La puso en los asientos traseros y comenzó a conducir hacia el hospital.

Mientras manejaba pensó en su hija, hace años no la veía y a diario se preguntaba ¿qué habrá sido de ella?
Al ver a aquella chica le pareció ver a su hija, los rasgos eran idénticos.

Al llegar al hospital pidió ayuda a las enfermeras quienes rápidamente trajeron una camilla, pusieron el cuerpo de la joven en el y se la llevaron para atenderla.

El anciano se retiró de aquel lugar, cuando salió y hubo entrado en el coche oró por ella.

[.....]

Alejandro y Camila, padres de Alin; se encontraban en su hogar sentados en el sofá viendo la televisión.
Era domingo y era el único día libre que tenían.

El teléfono comenzó a sonar, Camila se levantó y contestó. Lo que escuchó en la otra línea la sorprendió, dejó el teléfono en la mesa y corrió a la habitación de su hija pensando que solo era broma lo que le habían dicho acerca de ella.

Volvió a la sala, Se sentó en el sillón y comenzó a llorar. Se sentía culpable por lo que había ocurrido, jamás se dedicó a cuidar a su hija, solo a herirla con sus palabras y acciones.
Por primera vez sintió una profunda tristeza por su hija.

Alejandro no entendía por qué su esposa estaba llorando.

— ¿Qué pasa Camila?

¿QUIÉN SOY?   [LIBRO #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora