Me he despertado con una fuerte jaqueca y golpes. Me duele todo.
He tenído sueños un tanto extraños, de guerras absurdas entre angeles y demonios, da igual.
He estado pensando en Tamara. Ojala pudiera abrazarla.
Más tarde...
Mis padres vinieron a la hora de la comida, hablamos un rato, parecian preocupados por mis heridas. Me acusaron indirectamente de autolesión, pues no me creyeron cuando les dije que me los hago dormida que se le va a hacer. Tuve suerte y se fueron antes de lo habitual.
Más tarde...
Estaba sola, alejada en una esquina. Entonces el se ha acercado y me ha dicho:
"Se que llego muy tarde, pero feliz cumpleaños"
Me ha tendido la rosa, negra como la noche, y he inspirado su aroma, suave y armonioso. No me ha dado tiempo a decirle nada más, cuando lo busque con la mirada, ya no estaba.
Lo más curioso era que conocía hasta el más leve matíz de su voz, dulce y serena.
Me hace estremecer con cada letra.