Pasando página

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Volkov tomó aire preparándose, tenía el plan bien pensado, su discurso definido en su mente, y su integridad intacta, cosa que nunca dejaría que le quitasen.

Al empezar la reunión solo dejó que hablaran, que reclamaran y divagaran entre lo legal y no. Siendo lo que eran, el estaba seguro que de todas formas no tenía justificación un asesinato a sangre fría, y era justo ahí donde cruzaban la línea.

─ ¡Yo no soy un puto sicario! ─ dijo levantando la voz a uno de los cuestionamientos ─ soy un agente especial, al igual que ustedes lo fueron.

─ Era una orden ─ contestó una mujer desde la mesa de reuniones ─ no era que la capture la policía o el FBI, era que la captures tú y que te deshagas de ella para siempre.

─ ¿Qué diferencia hay? ─ dijo Tassia hablando por primera vez, quien estaba de pie a su lado ─ en este preciso momento está cumpliendo su sentencia, que es fusilamiento, estará muerta en cuestión de minutos, muerta como ustedes querían.

─ ¡Era una puta orden! ─ gritó un hombre que estaba sentado a la derecha de la mujer.

─ Es una loca, desquiciada ─ continuó la mujer ─ que solo daba mala imagen a la institución, que cuenta con capacidades sobrehumanas, con información confidencial, un cabo suelto muy peligroso.

─ Y está muerta, que es justo lo que querían ─ respondió Volkov con calma.

─ Nada quita que hayamos hecho nuestro trabajo ─ interrumpió Tassia a la mujer antes de que volviera a vociferar ─ la querían muerta, pues muerta está, querían venganza, pues ha muerto fusilada y no creo que eso sea agradable, la información y sus capacidades han muerto con ella, nunca más les dará problemas, y pueden estar tranquilos por que no habrá otro cabo suelto, a menos que ustedes lo deseen de ese modo.

Volkov volteó a mirarla, esa era una clara amenaza, directa y concisa. Ambos eran agentes muy capacitados, y claramente tenían mucha información contra los altos mandos, sobre su abuso de poder y sus métodos, si ambos hablaban con las personas correctas, definitivamente el CNI podía verse perjudicado. Esa era una carta que no le hubiese gustado utilizar, porque conocía al CNI y de lo que eran capaces, pero era la única carta que tenían lamentablemente.

─ ¿Nos estás amenazando chiquilla? ─ cuestionó el hombre.

─ No ─ respondió tranquilamente Tassia ─ pero es claro que ustedes saben de nuestra capacidad y nuestro nivel de importancia, por algo estamos acá, y simplemente no creo que deseen tenernos en contra, porque esta vez no será solo una, seremos dos.

─ Entiendo su molestia ─ intervino Volkov ─ quisieron un asesino, pero no lo soy, eso no cambia el hecho que cumplí con mi misión, a mi manera, con otras armas y medios, pero lo hice. Eso solo demuestra una cosa ─ hizo una breve pausa ─ aparte de mi capacidad, que como dice Tassia, saben que por algo estamos ambos acá, pero también que no soy ningún perrito faldero, que no pueden manejarme a su antojo aunque lo intenten, y que no es nada conveniente tenerme en su contra, por que así como cumplo mis con mis principios, no dejaré que se inmiscuyan en mi vida aprisionándome, ni a mi ni a él.

La mujer y el hombre se miraron durante unos segundos y molesta ella habló.

─ ¿Qué es lo que quieren?

─ Solo que cumplan con el trato ─ le respondió Volkov ─ mi libertad, la de él, y la de Gustabo, para que no lo usen contra nosotros, todas ellas firmadas. Que nunca más nos busquen y que se olviden de los tres para siempre.

─ ¿Y tu chiquilla? ─ dijo el hombre.

─ Déjame pensar ─ dijo relajada y sentándose sobre la mesa ─ una oficina más grande, un asistente, un jugoso aumento, pero dejando esas cosas de lado, ya que todo eso me lo merezco, solamente que cumplan con lo que le prometieron a Volkov, aunque claro ─ sonrió al nombrado ─ desde dentro me aseguraré que lo hagan.

Al final podré ser HoracioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora