Seré un luchador

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Horacio abrió los ojos poco a poco y los volvió a cerrar por la potente luz que irradiaba desde techo, luego de unos minutos se aventuró a abrirlos nuevamente y pasar la vista por su alrededor, tenía conectadas a él algunas máquinas y suero en uno de sus brazos, se incorporó en la cama sintiendo el dolor en su pierna, y la vio vendada.

Justo en ese momento entró Dom por la puerta con una bolsa en la mano, lo vio despierto y se apresuró a su lado.

─ Pequeño ¿cómo te encuentras?

─ Estoy vivo.

─ Lo estás.

─ Gracias Dom, me salvaste.

─ Todos te estábamos buscando, que haya sido yo el que te encontró fue suerte, un poco más de tiempo y no la contabas. Te han puesto sangre, perdiste mucha.

─ Supongo... ─ dijo Horacio suspirando ─ ¿ya les dijiste?

─ Si, todos saben, incluso... supongo que un amigo tuyo, del CNI, ayudó en la búsqueda...

─ Oh ─ aunque eso no le sorprendía a Horacio se sintió reconfortado, claro, Volkov lo buscaría, él haría lo mismo por él, no pararía de buscarlo hasta encontrarlo.

─ Los médicos dicen que debes descansar por el momento...

Horacio negó con la cabeza y se quitó la sábana bruscamente, intentó ponerse de pie pero el dolor en su pierna le venció y se sentó nuevamente.

─ No puedo quedarme aquí, tenemos que trabajar, esa mujer está aún ahí afuera y no se quedará tranquila, si no pudo conmigo, buscará otra persona, tenemos que encontrarla.

─ Les dije a los médicos que dirías eso ─ le dijo Dom pasándole la bolsa en la que tenía un cambio de ropa.

*

Horacio caminaba con dificultad mientras se apoyaba con su brazo izquierdo el los hombros de Dom, pudo divisar desde el estacionamiento de la sede del FBI que muchas personas esperaban por las escaleras, arriba y abajo de estas. Pudo ver como un preocupado Dante se acercó a ellos casi corriendo, y sin decir nada pasó su otro brazo bajo su hombro para ayudarlo a caminar mejor.

─ Dante...

─ Horacio... qué alegría verte por fin a salvo.

─ Yo también lo agradezco...

─ Te buscamos por toda la isla, por mar y tierra, nos preocupamos mucho por ti.

─ Lo sé, sé que los hice preocupar, lo siento tanto...

─ No es tu culpa...

Mientras se acercaban a las escaleras Horacio pudo reconocer una alta figura a los pies de la escalera, por más que estuviera completamente cubierto de negro y con el rostro oculto, lo reconoció a penas posó su vista en él unos segundos. Se quedó quieto mirándolo y tuvo que hacer un esfuerzo para llevar aire a sus pulmones. Dante se dio cuenta de eso e intervino.

─ Cierto... alguien que dice ser de la CIA está acá, no sé quién es, dice conocerte... también ayudó en tu búsqueda.

─ No te preocupes, sé quién es.

Desde la distancia se veía tenso, nervioso y su corazón se llenó de ganas de poder abrazarlo y disminuir un poco su miedo, el miedo que estaba seguro que sentía por él, el mismo miedo que él pasaría si las cosas hubiesen sido al revés.

Volvió a caminar pero con un poco más de premura, se dirigía directamente a él y ambos hombres que lo ayudaban lo notaron, le ayudaron a acelerar su paso y llegar a su destino. Él descruzó los brazos y dio los pasos que faltaban para estar a su alcance. Apenas lo tuvo frente suyo se liberó de sus amigos y se lanzó a los brazos de Volkov que con cuidado lo abrazó de la cintura soportando todo su peso.

Al final podré ser HoracioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora