Al final podré ser Horacio

Eres todo lo que quiero

─ Solo... déjame... esto... ─ ambos estaban acostados sobre el sillón de la sala, y Volkov hablaba mientras besaba a Horacio, una de sus manos se había metido por debajo de su camiseta y acariciaba sus costillas con cariño.

─ Bebé... ya sabes que tengo poco tiempo, no en mucho vendrán a por mi ─ Horacio habló moviendo sus labios sobre los del ruso.

─ ¿Por qué? ─ Volkov suspiró ─ tan solo ha pasado una hora.

─ Lo siento... pero te dije que tenía que irme pronto, tengo cosas que hacer en la sede del FBI, si pudiera cancelarlo lo haría.

Volkov dejó de besarlo y puso su rostro en el pecho de Horacio, dejando que su peso caiga sobre el cuerpo del otro hombre.

─ Ni modo...

Horacio con ambas manos acarició el cabello platinado de su novio con ternura, luego le dio un beso en la cabeza.

─ A veces te comportas como un niño pequeño ─ le dijo Horacio a Volkov ─ y me encanta.

─ ¿Te encanta?

─ Si, porque esa parte de ti solo la has sacado conmigo, y lo haces porque confías en mí, y eso es maravilloso.

─ Yo no lo sabía... que había cambiado tanto a tu lado, me di cuenta cuando te perdí, que mi vida había sido distinta cuando estábamos juntos, yo mismo fui y soy distinto a tu lado, y para bien, y YA skuchal po tebe, potomu chto ty delayesh' menya luchshe (eso extrañé de tenerte, porque tu me haces una mejor persona).

─ Tu eres una buena persona amor, y yo también te extrañé demasiado.

─ ¿Algún día me dirás el por qué sabes ruso? ─ le preguntó Volkov.

Esa pregunta de Volkov hizo que Horacio se carcajeara, haciendo que el ruso pueda escuchar sus risas directamente de su pecho ya que estaba apoyado en él.

─ Era una sorpresa ─ dijo Horacio con un poco de pena ─ estudié mientras trabajabas turnos dobles, quería sorprenderte así que me dediqué a estudiar por internet, de algo sirvió tu ausencia.

─ Si me sorprendiste, y mucho.

─ Me alegro, sirvió de algo.

─ Gracias moya lyubov'. Cuando esto termine... no volveré a trabajar de turnos dobles, no te dejaré solo más de lo necesario.

─ Tendré que seguir aprendiendo de otro modo.

─ Yo te enseño, no te preocupes.

Volkov había dejado que su mano que acariciaba las costillas de Horacio bajara hasta su cadera, bajó la mirada a esa zona y pudo ver la cicatriz antigua de una herida de bala, acarició la cicatriz con delicadeza.

─ Extrañé todo esto... estar así sin hacer nada, extrañé tu cuerpo y poder tocarte.

─ ¿Te acuerdas que antes tenías miedo de tocarme?

─ Fui aprendiendo poco a poco... esta cicatriz es hermosa ─ pasó un dedo por la cicatriz con delicadeza.

─ Tu también tienes cicatrices hermosas, y las extrañé todas.

Horacio con una mano fue hasta el costado izquierdo de Volkov, puso su mano sobre sus costillas, en donde sabía muy bien que una de sus cicatrices estaba cubierta por un tatuaje de mariposa.

─ ¿Te harías otro tatuaje? ─ le preguntó Horacio.

─ Umm, no lo he pensado.

─ Cualquiera que te hagas te quedaría muy bien.