-no puede hablar enserio - dije al leer en que consistía mi siguiente trabajo.
Me coloque las botas en el acto lista para salir de la casa de Belinda maldiciendo a Machete todo el camino. Machete era el contacto de Belinda, él me dijo lo que ofrecía, lo que yo debía hacer pequeños trabajos desde seguridad privada hasta misiones de infiltración y extracción o como a mi me gustaba llamarlos ser ladrones, no me enorgullecía pero si un montón de gente rica de los reinos estaba jugando a me robas y te robo de vuelta era su problema yo cobraba mi parte y listo, todo era sencillo, hasta ahora.
Lleva seis meses viviendo en Frío, en la casa de Belinda siendo más específica, ella me visitaba a menudo, se quedaba a dormir algunas noches, ocasionalmente desayunábamos juntas en un pequeño restaurante del reino y entrenaba conmigo mínimo una vez por mes, estaba más presente de lo que había dado a entender cuando hicimos nuestro trato pero no me quejaba.
-¿a dónde con tanta prisa mocosa? - interrogó ella cuando me la tope en la entrada de la casa venía llegando de cuidar a la princesa de Frío
-mataré a Machete - dije sin detenerme
-asegúrate de esconder bien el cuerpo - dijo ella con gracia siguiendo su camino al interior de la casa - hay una pala en la bodega si la necesitas
Ignore su sarcasmo y utilice uno de mis portales para llegar a un bar en Hielo ardiente un pequeño pueblo situado en la frontera entre Calor y Frío en donde habitantes de ambos reinos coexistían en armonía, lugar donde Machete vivía.
-¿dónde está? - le interrogue al hombre detrás de la barra, él se limitó a seguir limpiando vasos antes de decir que estaba en su oficina
La oficina de Machete estaba en la segunda planta del bar, olía a moho y siempre había papeles tirados
-¿Qué mierda es esto? - le exigí entrando en la oficina dejando caer el mensaje que me había enviado
-ahí esta mi chica favorita ¿Qué te trae por aquí querida Daga? - interrogó sin molestarse en mirarme, un gruñido molesto escapó de mi garganta y eso lo puso en alerta - sin etiqueta básica entonces - suspiro cansado mientras se quitaba sus lentes y apartaba la vista de sus papeles - esta mierda es tu misión la haces y se te paga lo acordado es simple, no pensé que fueras idiota como para tener que explicarlo
- tengo límites y esto los supera
-dijiste que no querías matar a nadie alguien con tu habilidad seria una asesina a sueldo grandiosa pero la moral y eso bla bla pero lo respeto niña sin embargo en esta misión no debes matar a nadie así que ¿Cuál es el maldito problema?
-es un secuestro
-es una extracción y entrega, míralo como un sistema de paquetería sólo debes llevar el paquete de un lugar a otro y listo
- es un secuestro - repetí - de un bebé
-¿Quién diría que tienes un corazón tan blando? Escucha Daga la madre quiere quedarse con el niño pero nuestro cliente piensa que el lugar correcto para la criatura es Arcoiris después de todo el bebé es el fruto de la unión de una joven de Tormenta y un soldado de Calor que ya está muerto así que extraerás al paquete y lo llevaras con Katana hasta la frontera de Arcoíris para que ella lo entregue a una de las casas es muy simple
-pero su madre lo quiere - dije más para mi que para él
-extrañará más su cómoda vida en Tormenta para iniciar desde cero en Arcoíris tarde o temprano querrá su vida de regreso y dejará al niño mejor ahora que no podrá recordarla será menos traumático además tú perteneces a Arcoíris ¿no? ¿Qué tan malo puede ser? - interrogó y supe por su tono que tenía genuina curiosidad, todo el mundo sabe que Arcoíris es un reino de soldados, todos sus habitante saben pelear, todos conocen el manejo básico de mínimamente un arma un ciudadano promedio es un guerrero muy capaz y los reinos sienten curiosidad de cómo se logra, vivir bajo constante presión para ser el mejor es una parte importante de ello, si no quieres ser ignorado y olvidado debes pelear para que reconozcan tu existencia.
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Detrás De La Corona
FantasyUn amor fugaz -----> Cometa Real Una combinación mortal ----> Hielo Ardiente Una corona que ganar ---->El torneo de los colores Una herida que sanar ----> La hija de los colores Una despedida Historias no contadas de ¿Princesas? No lo creo (no e...