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Sara

Al abrir la puerta me dejo en el suelo, y gateando observaba la habitación, me daba un poco de vergüenza hacerlo, pero no quería recibir un castigo. Era muy bonita, pero había ciertas cosas que no entendía porque estaban allí.

-¿Por qué hay un cambiador para bebes?

-Para cambiarte princesa – dijo como si la respuesta fuera obvia.

-Pero yo no lo necesito

-Si lo necesitas – dijo firme

-No, no lo necesito – dijo dando una patada en el suelo, no tenía ningún problema a la vejiga para tener que usarlos .

-Mira...los pañales los vamos a introducir más tarde, pero llegara el momento en que los vas a usar, al igual que el chupete y el biberón.

-Pero yo no necesito pañales – dije haciendo un puchero.

-Eso ya lo veremos, además arias muy feliz a Daddy.

-Valeee – no sabía porque pero el hecho de pensar que el sería feliz, me sentía feliz yo también.

-Princesa, ve al baño y yo mientras te preparo la ropa, hoy vamos a comprar más ropa, que aquí solo tengo dos recambios.

-Vale Daddy – dije yendo al baño; era amplio y bonito.

-¡Ahhh! Daddy que haces – dije tapándome mis partes, que hacia el en el baño, ¿acaso no sabía que era la intimidad?

-Vengo a bañarte princesa, y no te tapes que eres hermosa – dijo cogiéndome las manos

-¡No! Yo se bañarme sola – dije tapándome de nuevo

-Me da igual, te voy a bañar igualmente – dijo muy serio

-¡No y no! Me voy a bañar yo sola.

-Entra ya en la bañera

-¡Que no!

-Es la última vez que te lo digo, entra de una vez.

-¡Que no Alan! – me cachis se me había escapado.

-¿Cómo has dicho? – dijo enfadado.

-Y..yo ¡no quiero!

-Mira ya me he cansado, he intentado ser paciente aunque hayas roto muchas reglas pero ya me he cansado, ahora vas a recibir tu castigo por portarte mal – me cogió y me llevo a una habitación mientras pataleaba intentando salir de sus fuertes brazos. Me sentó en la cama y me puso boca abajo en su regazo.

-Qu..e me va..s a ha..cer – madre mía que me va a hacer .

-Te voy a dar unos azotes por portarte mal, como es la primera vez, voy a ser bondadoso y solo vas a recibir cinco azotes.

-¡Que! No por favor, no lo volveré a hacer – dije al borde del llanto, aún recuerdo cuando mi madre me castigo así y no me gusto para nada.

-No, asume las consecuencias de tus actos..

-No por favor – dijo pataleando.

-Para o el castigo será peor – dije elevando la voz.

Comencé a frotar su trasero, lo tenía suave como la bebita que es.

Le di el primer azote - ¡ayy!

Segundo azote – ¡aaaa¡

tercer azote – por favor para.

cuarto azote – ¡yaaa¡ me duele.

quinto azote – ¡aaa¡ –dije llorando.

-Shhh, ya está princesa, no llores, ya ha pasado – dice acurrucándome contra su pecho

YES DADDYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora