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Sara

Una vez terminamos de comprar la ropa, fuimos a comprar accesorios para mi cuarto, ya que Daddy opinaba que le faltaba algo.

Avía muchísimas cosas que me gustaban, mientras Daddy escogía unos cojines, yo fui a ver un osito de peluche que me gustó mucho.

Fui a ver cuánto valía, ya que no quería que Daddy se gastara mucho dinero en mí. Mientras buscaba la etiqueta del precio acaricie se pelaje y era suave y blandito, definitivamente quería este peluche; encontré el precio, y realmente no era muy caro, porque estaba en oferta; fui a cogerlo para enseñárselo a Daddy cuando una mano me cogió el brazo.

-¿Qué haces tú aquí solita? – pregunto el hombre que me sujetaba del brazo con una sonrisa espeluznante.

-No estoy sola, y por favor suélteme el brazo que me está haciendo daño

-Oyyy, pero que educada salió la niña, tus padres nunca te han dicho que si tocas algo hay que pagarlo

-Sí, soy educada, y Ala...Daddy ahora va a pagar el osito.

-No dulzura, no quiero que me lo page tu padre.

-Pero yo no tengo dinero – dijo haciendo un puchero.

-Hay otras formas de pagar – dice mirándome fijamente.

-Lo..lo siento señor pero no sé a qué se refiere – digo sin entender que pretende.

-No sabes cómo me ponen las niñas como tú – dice apretando el agarre en mi brazo.

-¡Que! Suélteme, no pienso hacer nada con usted – digo gritando

-Mira niñata, tu a mí no me gritas – dice arrastrándome hacia una puerta no muy lejana.

-¡No suéltame! – grito aún más fuerte

-Que te he dicho niña – dice a punto de darme un bofetón, pero no llega, ya que está tirado al suelo con la nariz sangrando a chorros.


(Narra Alan)

Estaba buscando unos cojines para la habitación de mi princesa; estaba tan distraído que no me di cuenta de que mí princesa no estaba a mí lado, me comencé a alarmar cuando mis ojos no alcanzaban a verla, deje los cojines donde estaban y fui a buscarla por la zona , ya que suponía que no estaría muy lejos.

Cerca de la sección de peluches escuche la voz de mí pequeña, así que fui rápidamente a buscarla.

Mi bebe estaba siendo sujetada por un hombre que desconocía, me fui acercando y escuche la conversación entre ambos, ese hijo de puta quería abusar de MÍ pequeña, camine rápido hacia el hombre y lo golpee tirándolo al suelo.

-¿Quién Joderr – dice cuando me ve

-La vuelves a tocar, mirar o incluso respirar el mismo aire que ella, te juro que are de tu vida una mierda – el cobarde se fue corriendo y desapareció tras la puerta.

-Vamos a casa – dije estirando su brazo.

-Daddy – susurro ella – Daddy – volvió a repetir, ya así unas cuantas veces, pero como veía que no le hacía caso se quedó callada.

-Súbete al coche – le dije una vez llegamos al estacionamiento.

-¿No vas a abrocharme Daddy? – pregunto con la voz temblorosa.

-No, si eres lo suficientemente mayor para irte tu sola sin avisar, también lo eres para abrocharte sola.

-Pero,...

-¡Callate! – uff tranquilízate – no hables, no empeores las cosas y ni se te ocurra llorar, solo aras que tu castigo sea más grande.

En el trayecto la oía sollozar, la miraba de vez en cuando por el retrovisor, estaba roja intentando evitar el llanto.

Estaba muy enfadado ante la situación, se había separado de mi lado cuando le había dicho que no lo hiciera, JODER, apreté el volante muy fuerte al recordar la escena, que le habría pasado si no hubiera estado yo en ese instante, seguro algo horrible.

-Vamos – la cogí de brazo y la lleve hasta mí habitación – quítate la rapa y ponte encima de la cama – dije sin mirarla.

-Da..daddy , déjame expli...

-Ni se te ocurra hablar – dije frio.

Fui al lado de mi armario y abrí una gran baúl donde estaban todos los "juguetes", y saque una pequeña fusta.

-Te voy a dar treinta azotes con la fusta i diez con la mano, y quiero que los cuentes, si no lo haces volveré a empezar de nuevo.

-Vale Daddy – dijo mientras pequeñas lagrimas mojaban su cara, me duele muchísimo castigarla, pero me tiene que obedecer, todo lo que le dijo es por su bien , y si no lo be por las buenas lo vera por las malas – plaff – un azote – plaff – dos azotes...

Cuando termine, la levante de mí regazo y la puse sobre la cama, quería decirle que lo había hecho muy bien , pero aún estaba muy enfadado y no me dejo pensar con claridad.

-Bien ahora quiero que te pongas mirando la pared, y no te muevas de allí hasta que yo te lo diga porque si no vamos a repetir el castigo y esta vez seré más duro.

-S..si ..si Daddy – se levantó con la cabeza gacha y fue a la pared haciendo quejidos.

Salí de la habitación y fui a mi despacho a tomarme una compa de whisky mientras intentaba acabar unas transacciones de la empresa. Paso más o menos media hora, así que creí que ya era suficiente. Al abrir la puerta de mi despacho se oían pequeños sonidos provenientes de mi habitación, sin abrir la puerta, me acerque y podía escuchar como lloraba mientras susurraba cosas que no lograba entender. Abrí la puerta sin hacer ruido y la vi hecha un ovillo llorando contra la pared, me dolía realmente verla así, pera era por su bien.

-Princesa, tu castigo ya ha terminado – ella se giró hacia mi dirección pero evitaba mi mirada – vamos princesa, ves aquí – ella camino hacia mi aún sin mirarme, y quedando a cierta distancia, le estire el brazo con delicadeza para abrazarla – amor, sabes que no me gusta castigarte, pero no me ha justado nada que me desobedecieras.

-Yo, lo siento..toto mucho no no quería preocuparte.

-No, no llores princesa, pero tienes que entender que no estuvo bien lo que hiciste, ¿Qué hubiera pasado si yo no hubiera llegado a tiempo eh? No sabes cómo me sentiría si te llegara a perder, te quiero demasiado princesa – dije estrechándola contra mi pecho; estuvimos un rato así mientras ella lloraba.

Grrrr

-¿Que ha sido eso princesa?

-Tengo hambre Daddy – dijo frotando su barriguita.

-Pues vamos a comer algo – la cargue en brazos y bajamos hacía la cocina.


Holaaa espero que os juste ;)

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YES DADDYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora