12

7.6K 287 14
                                    

Sara

Daddy desapareció en la cocina i más tarde Carla saló.

-Sara durante unos días no voy a venir porque tengo que cuidar de mi marido, así que quiero un abrazo de despedida y tranquila, lo que ha pasado allá arriba es totalmente normal, no pasa nada, es más estoy segura que pronto iréis mucho más lejos de lo que habéis hecho antes – no sabía que decir, me estaba muriendo de la vergüenza – tranquila no tengas vergüenza – se despidió de mí y luego de Daddy con un abrazo, la verdad es que no me hizo mucha gracia, pero le quite importancia al recordar que Carla tenía marido.

Daddy vino con un plato y algo en la otra mano.

-Princesa mira que te ha preparado Carla me encantaba la pechuga de pollo ,la zanahoria me daba igual, pero detestaba seriamente los guisantes; mi madre nunca había conseguido que me los comiera, ni si quiera sobornándome.

-Daddy no me gustan los guisantes – hice un puchero, a ver si me libraba de esa aberración de alimento.

-Me da igual bebe, es por tu salud, pero antes de todo tomate las pastillas.

-No, no me quiero tomar nada – desde pequeña no me habían gustado las pastillas, ya que a los ocho años casi me atraganto con una pastilla para el dolor de cabeza.

-Bebe, son para que te mejores, además, son pequeñas no te vas a enterar ni nada – la pastilla era rosada y pequeña, pero igualmente no me la quería tomar.

-No, he dicho que no – dije apartando la boca para que no pudiera dármela.

-Bebee.

-¡No! – tome las pastillas de su mano i las tire al suelo.

-Mira sabes que ya me he cansado, el doctor me anoto en una nota que te diera las pastillas, pero veo que prefieres un supositorio – o no, no quería que me metiera una pastilla por el culo, dolía y aparte me daría mucha vergunza.

-No, no quiero tomarme nada – dije intentando salir de la odiosa silla.

-¿Quieres que te castigue? – pregunto amenazante.

-No..

-Pues tomate las pastillas – resignada tome las pastillas que ya había recogido del suelo y me las metí debajo de la lengua.

-Muy bien princesa – Daddy se a buscar no sé qué a la cocina, así que aproveche para sacarme las pastillas de la boca y tirarlas dentro del macetero de una planta que había cerca.

-Bebe te has tragado las pastillas –asentí y mire rápidamente a otro lado para que no supiera que estaba mintiendo, esta noche la iba a castigar, me había mentido, ya que si lo notaba seguro que me daba un par de azotes.

Cuando termino de amenazarme con darme un par de azotes si no me comía los garbanzos, me lo termine todo y me dejo en el sofá mientras el calentaba la leche. Vino ya con el biberón y me sentó en su regazo.

-Princesa luego tendrás que darte una siesta ya que tienes que tener energía para jugar más tarde con Laura – asentí, mientras estaba acurrucada en su pecho tragando el líquido caliente, finalmente a los segundos me quede dormida.

Noto como alguien me movía y me ponía sobre algo blandito, no sé cuánto tiempo paso, pero me desperté en mi cuna, me frote los ojos para poder ver mejor y las persianas estaban bajadas así que no podía adivinar qué hora era más o menos por el color del cielo.

-Daddy, Daddy,.. – se oyeron unos pasos acercándose desde el pasillo y se abrió la puerta.

-O bebe, ya has despertado, iba a despertarte dentro de poco – me cogió en brazos y note como sus manos frías atravesaban la fina tela de la camiseta, un momento, yo en ningún momento me cambié de ropa, mire mi cuerpo y vi que solo llevaba unas braguitas rosadas con un pequeño dibujo y una camiseta de manga corta de color rosa sin nada de bajo. Daddy pareció notar mi confusión y soltó una pequeña risita.

YES DADDYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora