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Alan

Me levante temprano para preparar todo el papeleo para las reuniones; más tarde sonó el timbre, anunciando la llegada de Bárbara.

-Hola señorita Bárbara, por favor pase.

-Hola señor Alan, por favor tutéame – dijo dándome un beso en la comisura de los labios.

Hablamos de cosas triviales hasta que hoy a mi princesa llamarme.

-Un momento Bárbara , parece que Sara ya se ha despertado, ven conmigo.

Subimos arriba, ella iba delante mí, moviendo su trasero de un lado a otro provocativamente, pero le quite importancia al pensar que a lo mejorera cosa mía.

-Hola bebe – dije cogiéndola en brazos – mira esta de aquí es Bárbara, tu nueva niñera.

-Hola niñita

-Hola– respondió sin decir nada más.

Bajamos abajo y la senté en la sillita de bebes, mientras le explicaba a Bárbara que cosa podía comer y que no.

-Adiós bebe espero que te lo pases bien, volveré por la tarde a la hora dela merienda.

-Disculpe señor Alan, me podría dar su número de teléfono, ya sabe por si hay alguna emergencia.

-Por supuesto

-Que tenga un buen día señor Alan – dijo besándome la comisura de los labios.

-Si...eso, adiós.

Llegue a la oficina y mi secretaria ya me estaba esperando con los informes.

Tras varias horas, se terminó la reunión, que por cierto fue genial, encontré nuevos inversores, salí rápidamente de mi oficina, para poder llegar pronto a casa y ver a mi bebe, la echaba mucho de menos, y solo habíamos estado unas horas separados.

Aparque fuera y entre a casa encontrándome a mi bebe.

-Hola bebe ; ¿Cómo te a.. que te ha pasado en la rodilla? - tenía un raspón en la rodilla con un poco de sangre.

-Pues que me caí al bajar y solo porque Bárbara no me quiso bajar.

-A, hola señor Alan estaba limpiando la cocina.

-Bárbara, ¿es verdad que no la has bajado de la sillita? - si era realmente así la iba a despedir, aunque fuera familia de Carla.

-No señor Alan, yo la quise bajar, pero insistió en que podía hacerlo sola, yo intente ayudarla a pesar de su tozudez, y cuando me acerque para poder ayudarla me insulto.

-¿Eso es verdad bebe? – pregunte enfadado, ella sabía que odiaba que me mintieran, pero me enfadaba aún más que le echara la culpa a la pobre Bárbara.

-¿!Que¡?noo, no es verdad, ella es un mentirosa y una pu – le di un fuerte azote haciendo que sus ojos se pusieran aguosos.

-¿Ve?, ya se lo he dicho, además hizo un desastre en la cocina porque quería cocinarse otra cosa con el pretexto que no le gustaba lo que usted le había preparado, y como no quería que se pasara me lo comí yo.

-De acuerdo Bárbara, ya te puedes ir, espero que vuelvas mañana, y siento mucho el comportamiento de Sara.

-No pasa nada, no la castigue, me sentiría responsable – dijo afligida.

-No se preocupe.

Está muy enfado, el resto de la tarde me la pase arreglando papeles, no quería hablarle a Sara porque si nos le iba a gritar, y tampoco quería eso.

Solo le hable lo gusto.

Narra Sara

Al día siguiente Daddy solo me despertó moviéndome, ni me dio un beso, yo tenía la esperanza de que me perdonara, aunque yo no hubiera hecho nada.

-Niña levántate, Alan ya no está aquí, cuando tengas hambre baja.

Baje abajo, pero antes me cambie de ropa; estaba bajando las escaleras cuándo resbale en los últimos escalones haciéndome daño en el tobillo.

-Upss– decía Barba pasando por mi lado mostrándome un vaso de agua.

Había sido ella, ella había tirado el agua aposta.

-Selo voy a decir a Daddy – dije aún en el suelo.

-Jajaja, estúpida niñata crees que él te va a creer.

Me quede en silencio, que me decía a mí, que si ayer no me creyó, me iba a creer yo.

No comí nada en toda la tarde, ya que a Daddy no le dio tiempo a preparar nada, y Bárbara no quiso prepararme algo, aparte tenía miedo de ensuciar la cocina y que Daddy se enfadara.

Oí el coche de Daddy, esperaba que hoy si me creyera.

Pammm, oí como algo impactaba sobre otra cosa, era Bárbara que se había pegado un bofetón a ella misma y comenzó a llorar, la puerta estaba por abrirse, entonces Bárbara se acercó rápidamente mí.

-Sara por favor, tranquilízate siento que no te haya gustado la comida.

-!Que está pasando aquí¡- dijo Daddy

-Alan, Sara me ha golpeado por que no le gustaba lo que le había preparado, siento que no le gustara, pero yo lo hice con todo mi amor.

-Sara vete a mi habitación, luego hablamos – dijo muy enfadado, tanto que me dio miedo.

Pasaron como quince minutos y Daddy entro en la habitación.

-Quítatela ropa – dijo fríamente.

Le hice caso, no quería enfadarle más de lo que estaba, al terminar , me puso sobre su regazo y comenzó a darme fuertes azotes, así hasta treinta, mi culito me dolía mucho, no podía dejar de llorar desde el azote numero dieciocho.

-Espero que hayas aprendido la lección – sin decir más me cogió de la muñeca y me puso en la cuna – tienes suerte de que Bárbara te haya perdonado y haya accedido a seguir cuidándote.

Empecé a llorar, Daddy no me creía, se creía lo que le decía ella y no yo, a lo mejor era que ya no me quiere; seguí llorando hasta quedarme dormida.

El resto de la semana la pase llorando casi todo el día, Daddy casi no me hablaba , ya no me mimaba, estaba casi todo el día en su oficina o de reuniones, ya que se le habían alargado algunos días más.

-Sara donde estas – ya hacía unos días que no me ponía motes cariñosos.

-Aquí– dije frotando mis ojos para limpiar las lágrimas.

-Sola me queda una semana de reuniones – dijo sin mirarme - ¿Qué te pasa?

-Nada

-Bueno voy a mi oficina.

Me desperté por un zumbido, poco a poco abrí los ojos y me di cuenta que estaba en mi cuna.

Otro zumbido, era mi móvil , lo tenía escondido debajo de mi almohada.

Era un mensaje de Liam

-Hola Sara te hecho mucho de menos, ¿querías quedar donde siempre, para poder vernos y charlar?.

-Claro que sí , me encantaría – sabía que a Daddy no le gustaría la idea, era bastante celoso.

-Vale, ¿mañana te parece bien?

-Si perfecto, ¿a las cinco?

-Sí, bueno adiós te quiero

-Y yo también.


Espero que os haya gustado

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YES DADDYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora