35 | Sin miedo a hundirse

1.1K 69 170
                                    

Advertencias del capítulo:  Capítulo sumamente largo y...Contenido +18 —grita toda Latinoamérica unida.

¡Que disfruten la lectura! c:

Su padre solía decir que cuando una persona tiene miedo, y su vida se ve amenazada por alguna desgracia, siempre se tiende a buscar un culpable

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Su padre solía decir que cuando una persona tiene miedo, y su vida se ve amenazada por alguna desgracia, siempre se tiende a buscar un culpable.

En la vida de Madara, ese culpable siempre fue Fugaku, pero para que Itachi lograra comprender eso requirieron que pasaran un par de años más por delante de sus inocentes e inexpertos doce.

En aquel momento él hizo exactamente lo mismo que Madara: buscó un culpable. Y aunque los estandartes de Konoha se bañaban en la sangre de su gente, y de sus padres, aquella noche, mientras una agonía se extendía por todo su aun infantil ser ante la pérdida irreparable, había algo dentro de toda esa situación que le hacía incapaz de culpar completamente al Rey de Konoha.

Itachi siempre fue, según su padre, un niño sumamente observador y astuto. A diferencia de un joven y rebelde Fugaku quien, en su juventud, tendía a ser más de acciones que de pensamientos. Su primogénito, sin embargo, había heredado no solo la belleza de su madre sino también su capacidad de discernir situaciones que, para su edad, tendrían que ser solucionadas por un adulto. Itachi era así, siempre atento a su alrededor y demasiado juicioso antes de dar un veredicto final.

Sin embargo, esa noche, no tuvo tiempo de ocupar esa característica suya ni de separar el bien del mal. No hubo tiempo para decantarse por otra opción, no cuando aún había alguien a quién debía proteger a toda costa.

Itachi no dudó en volverse lo que Madara quería que fuera esa misma noche pero eso no significó que cada segundo no se lamentara por ello.

Sasuke era apenas un niño al que iba a ser inútil explicarle por qué había quedado huérfano y por qué, a partir de ahora, se haría a la idea de que su hermano también había muerto solo por no haber regresado por él pero ¿Qué había de Itachi? ¿Quién lo ayuda a él? Nadie enseña a madurar de ese modo tan abrupto. A pesar de eso, tampoco tuvo tiempo para quejarse pues en poco tiempo su misión fue encomendada.

A partir de ese día, Itachi estuvo más al pendiente de la familia Rey que de la propia, incluso si de la suya solo le quedaba su pequeño hermano menor.

Pero era su mundo.

Su pequeño hermano era todo lo que le quedaba en la vida.

Por él, haría lo que fuera.

Abandonó sonrisas amables y cabeceos comprensivos, y solo se aferró al recuerdo de las manos de su padre cada que lo calentaba al dormir abrazado a él cuando era más pequeño. Sin darse cuenta, las manos cálidas, amorosas y protectoras de Fugaku pronto fueron sustituidas por las maliciosas de Madara, casi como si hubiera puesto una pesada carga sobre sus hombros. 

Pero tenía que hacerlo. No podía darse el lujo de rechazar la oportunidad que le ofrecía si con eso mantenía a Sasuke a salvo.

Pero cuando conoció al hijo de los Namikaze, no pudo evitar ver a Sasuke a través de él.

Sin apariencias 【SasuSaku】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora