21 | Un Rey nunca se lamenta

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Advertencias del capítulo: No es una advertencia como tal pero Sasuke y Sakura no aparecen en él. Este capítulo está centrado exclusivamente en Minato y Fugaku de jóvenes. De cómo Minato se convirtió en Rey y como Fugaku se alejó de él. Creo que es una historia sumamente importante para entender mejor a estos dos personajes y los paralelismos que tienen actualmente con sus hijos, en este caso lo mucho que tiene Naruto de Minato así como Sasuke de Fugaku.

Mención MinaKushi. Mención FugaMiko(? (Fugaku y Mikoto pues)

 Mención FugaMiko(? (Fugaku y Mikoto pues)

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Está teniendo ese sueño otra vez. Aunque no cree que sueño sea el término mejor empleado en esos momentos.

No está soñando porque poco a podido hacerlo desde que Naruto se fue persiguiendo a Sai, transcurriendo dos noches de eso.

Minato no puede concentrarse en el papel delante de él ni en la tinta que se riega un poco con un movimiento impropio de su mano. No tiene cabeza para nada. Sin embargo ahí está, creyendo en él. En su hijo.

Él tendría que haber ido, no Naruto.

Él tendría que haber ido y comprobar, finalmente, las sospechas de una pérdida tardía. Que la verdad le diese en toda la cara al saber que su mayor temor terminó haciéndose realidad. Siempre pensó en el día en el que perdiera a Fugaku. ¿Cómo sería? ¿Cómo reaccionaría? Durante sus días en el orfanato habían hablado sobre ello algunas noches. Habían dicho que envejecerían juntos, cada uno con sus nietos correteando por ahí.

Que tendrían casas vecinas con grandes y verdosos patios donde sus hijos, nietos y bisnietos pudieran jugar.

Que tendrían un establo igual. Cada uno con sus pura sangre y sus potrillos recién nacidos que, algún día, serían los fieles compañeros de sus propios hijos.

No soñaban con castillos, ni con altos puntales, ni con rosetones ni con etiquetas reales.

Soñaban tener una vida sencilla. Una vida simple pero real. Una vida en la que pudieran visitarse cada que pudieran, una vida donde fueran hermanos toda la vida.

Aún así Minato no lamenta la suerte que les tocó cuando el Rey y la Reina los prohijaron y los presentaron como parte de la familia Real. Fugaku parecía el más difícil de sobrellevar esa situación pero en realidad era todo lo contrario. A pesar de que Minato pareció adaptarse más rápido a esa nueva vida, nunca pudo tener una conexión tan grande como Fugaku lo tuvo con la Reina luego de regresar, una noche, a través del bosque.

Pero estaba bien.

Mientras Fugaku sonriera para él...pensaba que todo estaría bien.

—¿A dónde vas todas las noches fuera del Palacio? —preguntó esa vez y Fugaku, lejos de sentirse intimidado o descubierto, lo miró con una infinidad de emociones de las que Minato apenas pudo distinguir la franqueza.

En los últimos años Fugaku había moldeado su personalidad similar a la de un ciervo silencioso. Seguía siendo, desde luego, el más explosivo de los dos y el más fanfarrón, pero con casi la mayoría de edad a tan solo unos meses de distancia, había algo en él que parecía celosamente ocultar. Con esa mirada oscura y esa semblante prominentemente serio Minato quiso descartar la posibilidad de que estuviese teniendo una aventura con alguien.

Sin apariencias 【SasuSaku】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora