28 | Vulnerable nostalgia

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—Quien sea que haya sido, la despedazó completamente —el comentario de Kabuto no es en son de alarma o de sorpresa, más bien es metódico. Como de quien está acuclillado frente a los restos de la Naga mientras hace su trabajo de reconstruir un poco los hechos dependiendo de lo que ve. A unos pasos Madara está inamovible, con una expresión que no es precisamente la de alguien satisfecho—. ¿Un lobo puede hacer esto?

—Cualquier criatura puede hacer esto excepto esa niña —el desprecio con el que se refiere a Sakura es certero.

Kabuto, a pesar de que quiere regocijarse por verlo perder ligeramente la paciencia ante el hecho de seguir enviando criaturas para, supuestamente, "pegarle un susto" a la Princesa y que aun así fallen miserablemente, no lo hace. Pero es interesante, desde luego, ver los diferentes gestos que hace el hombre ante este último hecho.

—Princesa y todo lo que quieras, pero parece que logra superar cada obstáculo que le envías, aunque... —sí, bueno, puede que igual esté ansioso de incitar su mal humor aun sabiendo lo que podría hacerle para castigarlo, pero aun así no le importa mucho—. No las envías para matarla ¿o sí? —Madara lo mira duramente como si aquello fuera cierto apenas hace un tiempo porque ahora parece que en realidad deseara su pronta muerte—. De acuerdo al plan aun no puedes matarla.

—No debo, aunque ganas no me faltan.

—Entonces ¿Solo la quieres asustar? —Madara no responde, solo avanza un poco a donde está una de las partes del tórax de la Naga, pateándola con repulsión—. Todas estas criaturas al final siguen su instinto. Incluso si no las envías para matarla, sabes que al final van a hacerlo. No tiene sentido lo que dices.

Por supuesto que lo tiene, porque a pesar de que el plan de Madara no sea matar a Sakura sino hasta que esté en presencia de su padre, la verdad es que ha enviado a todas esas criaturas con la esperanza de que alguna enserio la desmiembre. Cosa que no ha sucedido al Sol de hoy y eso ya está cansándole. Más allá del hecho de que no puedan, le molesta el hecho de que la Princesa siempre está recibiendo ayuda de las personas menos esperadas.

Una cosa es que Sasuke la salve una vez, pero ¿tantas veces seguidas?

Hace días, tras su encuentro, lo notó extraño.

Y ahora esto.

—Parece ser que, aunque lo hayas criado el linaje de Fugaku está destinado a repetir los mismos errores que él —a causa de la poca avaricia y soberbia y, en cambio, siendo tan libres de elegir tanto pudieran. Ser capaces de anteponer algo tan absurdo como los sentimientos antes que los bienes fundados. Madara, desde luego, hizo bien en sembrar la semilla de la incertidumbre en Sasuke cuando aún era demasiado joven, pero parece que no contaban con que la Princesa poseyera algo tan poderoso sin siquiera ser un ser mágico.

Su voluntad.

Su presencia estaba provocando que Sasuke tambaleara más de lo esperado.

A pesar de haberle bañado en odio y mentiras, parecía que la luz que emitía esa chiquilla estaba cegándolo.

—Minato por sobre Fugaku. El segundo altamente influenciado por él y ahora la Princesa y Sasuke.

—Eso no va a suceder.

Kabuto lo oye tan seguro que parece ridículo.

A pesar de que sí que se ha sentido satisfecho por ver a Madara ligeramente irritado por todo esto, Kabuto no puede ver más allá de lo que está pensando. Su semblante duro apenas y muestra algo de frustración si es que eso es posible. Es como un roble o un rostro tallado en piedra que es incapaz de cambiar pronto, ni siquiera por la erosión. Tendrían que pasar años para que apareciera una herida en él.

Sin apariencias 【SasuSaku】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora