Sin apariencias 【SasuSaku】

26 | Tiempo deliberado

—¿El tío Deidara?

—¿Ves? Te dije que te iba a encantar la noticia en cuanto la supieras.

Naruto mira de mala manera a Sasori —quien está solo a unos pasos detrás de él en posición de descanso— solo hasta que vuelve la mirada al frente donde se encuentra Minato. Ciertamente cuando el Rey había solicitado su presencia desde temprano no se imaginó que se tratara solo para darle ese aviso. Es decir, cualquier otro en el castillo pudo haberle pasado el recado; y el hecho de que Sasori esté ahí también y haya dicho eso es porque definitivamente él ya sabía.

Estar ahí, a primera hora, siendo que ahora casi todos los días desde temprano se hunde en la biblioteca para buscar información sobre Madara con ayuda de Sasori, solo para enterarse de la visita de su tío no es un muy agradable que digamos.

—Vamos, ¿puedes poner una mejor cara, Naruto? —oye decir a su padre desde su silla como quien le hace gracia la expresión que está haciendo. Vaya, al menos alguien se está divirtiendo más que él—. Sé que no te agrada demasiado tu tío, pero... —Sasori tose mientras que Kakashi carraspea y aquello solo le pone los pelos de punta a Naruto. Eso es demasiada información para ellos y también demasiado vergonzoso para que su padre lo esté ventilando así porque así.

—¿De dónde sacas eso? Claro que no me desagrada —miente, evidentemente, pero pone su mejor cara y hace su mejor esfuerzo para verse convincente. Incluso hace una mueca que simule una sonrisa, un intento bastante malo de hecho—. ¿Y a qué se debe su...? —interrumpido por el sonido de la puerta, un soldado se acerca a Kakashi primero.

—Mi Rey, está aquí —Minato suspira y Naruto solo quiere irse de ahí.

—Bueno, averigüemos a qué viene, ¿te parece?

Fingir que está a gusto nunca se le ha dado bien. 

Es decir, él casi no miente, y si lo intenta sus gestos lo delatan. 

"Tu madre era así", es lo que siempre dice Minato cada que lo sorprende mintiendo o haciendo el intento. Seres incapaces de decir mentiras porque en ellos solo existe el sentido de la verdad y la expresividad. Pero bueno, tiene que darse un poco de crédito a sí mismo porque con el tiempo ha desarrollado un poco esa habilidad por lo que fingir que le agrada la llegada de su tío, en tanto lo ven descender de su carruaje, parece que está siendo lo suficientemente convincente.

—Es bueno verte de nuevo, Deidara.

—Lo mismo digo, Minato. ¿O debería dirigirme ante ti como Rey?

Su padre es el primero en saludar y el primero en sonreír. Vaya, con que él también ha desarrollado esa capacidad de fingir alegría. Naruto intenta reprimir una risita pues a él más que nadie le consta la tensión extraña que siempre ha existido —desde que tiene memoria— entre su padre y su tío, el sobrino de sangre legítimo de su abuela Tsunade.

Su tío, en cambio, es lo opuesto. 

Ya quisiera él tener el nivel de actuación que desempeña para fingir que no finge. Eso si es talento, además de que a Naruto siempre le ha parecido —más nunca ha dicho— que hay cierta rivalidad y recelo proviniendo de él hacia su padre pues después de todo, si lo piensa con lógica ahora que es mayor y tiene conocimiento sobre más cosas, según las leyes la sangre real siempre debe reinar, sobre todo. Minato no es hijo legítimo de los reyes y, sin embargo, es el Rey. No por elección, pero es un Rey que todos respetan y aman. Lo lógico hubiese sido retrasar la coronación y sopesar sus opciones, pero las cosas se habían dado de manera precipitada que al final su padre había subido al trono y tomado la corona.

—Naruto, estás tan grande como te recuerdo —el joven Príncipe se acerca haciendo su mejor cara sonriente acompañado de una reverencia corta—. En cuanto a Sakura... —ambos Namikaze parece enfriar las expresiones de pronto—. Entonces es cierto. Oí los rumores y por eso acudí inmediatamente en cuanto me enteré —Minato no dice nada. No porque no quiera sino porque pensar en Sakura es motivo para pensar que ha fallado de todas las formas posibles—. Pobrecita, debe estar asustada justo ahora.