34 | Manos que sirven para proteger

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Las salidas fuera del Castillo y del Reino estaban siendo reguladas por Deidara, convirtiendo los días en casa en un verdadero infierno para todos.

Incluso el tiempo que Naruto podía permanecer a lado de su padre para seguir velando por su salud estaba estrictamente controlado por su tío, del mismo modo como las salidas y entradas a su habitación. Nadie que no admitiera él podía ingresar. Sasori, Kakashi y Sai, por supuesto, no estaban en la lista de personal adecuado por Deidara para velar por el Rey. De ellos, solo Naruto era quien podía permanecer pocos minutos con su padre y esto solo porque se trataba del Príncipe Heredero y su posición le otorgaba ese derecho, pero Naruto podría jurar que si por su tío fuera, ni siquiera a él le admitiría la entrada.

Pudiera verlo o no, Naruto sentía que no había diferencia con el pasar de los días.

Y esto se debía a que Deidara, además de restringir el acceso a personas para poder ver al Rey, también controlaba a los médicos que podían atenderlo.

Solo personal que él admitiera podía supervisar al Rey, y esto a Naruto le preocupaba y le frustraba bastante.

La mayoría de estos especialistas en medicina solo daban diagnósticos escuetos y tratamientos inservibles, como si Deidara le impidiera, incluso, tener un tratamiento médico adecuado.

Es obvio.

No le conviene que Minato se recupere pronto.

Y el tiempo restrictivo que le había puesto a él para visitar a su padre le parecía ridículo, pero, aunque Naruto quisiera levantar la voz, sabía que cualquier cosa que él hiciera, repercutiría en el bienestar de aquellos que lo seguían.

Sentenciado y seguro de ello había quedado la primera vez en la que le levantó la voz y la mano a su tío días después de su última conversación, luego de revelarle prácticamente que estaba aliado con Madara y que este mismo había tenido que ver con la muerte del padre de Sasuke, cuando su forma de desquitarse había sido azotar a Sasori frente a todo el pueblo en la plaza grande de la ciudadela.

Era lógico que, al ser Naruto el Príncipe Heredero, no podía tocarlo, pero todas sus advertencias y castigos a causa de querer revelarse a él se las otorgaría entonces a la gente que lo seguía y quería.

Naruto recuerda con horror la piel de la espalda de Sasori hecha trizas, y sus gritos dolorosos penetrando sus oídos como si fueran agujas, al día de hoy, siguen causándole pesadillas.

De no haber sido por la señora Yamanaka y su hija, Sasori habría muerto de dolor seguramente.

Está en deuda con ella, así como está en deuda con todos aquellos que aún le son leales, pero por los que ahora debe soportar, callar y obedecer las órdenes de su tío.

Pero ¿Qué se supone que haga? La salud de su padre empeora cada día, pero si él sale a buscar la ayuda necesaria, Deidara va a tomar al siguiente en la lista y va a torturarlo solo para hacerle entender que no puede respirar si él no se lo permite. Y además, por si no fuera suficiente ya, desde hace días que su mayor apoyo ya no está con él, y es que desde que su tío había ordenado el regreso inmediato del Príncipe Hyuga a su hogar, a Naruto no le quedaba más dudas que lo que Deidara pretendía. Quería dejarlo completamente solo y sin apoyo.

Si estaba solo, se sentiría incapaz.

Solo sería él contra el mundo.

Solo no representaría una amenaza para él.

Recuerda esos días. Los días en los que solía ser solo un niño y la mayoría de los problemas eran solucionados por papá.

Su única preocupación en ese entonces era saber qué tanto tardaría en salir un nuevo diente luego de que los de leche comenzaran a mudar y, por supuesto, cuánto tiempo le tomaría en crecer para portar la capa y la corona que Minato le había prometido que le heredaría algún día.

Sin apariencias 【SasuSaku】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora