30 | Un secreto sobre nosotros

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—¿Que mi padre qué cosa?

Justo ahora ¿Qué es lo que ha dicho Sasori?

El sobrecargo de emociones que envuelven a Naruto en este momento lo sobrepasan indudablemente.

Incapaz de creer lo que el pelirrojo le dice, atraviesa todo el Castillo en pocos segundos, irrumpiendo en la habitación de su padre solo para toparse con una escena que lo hela completamente. Dentro de la habitación no solo está Kakashi y un par de sirvientes bordeando la cama de Minato, también está el médico general y su asistente, ambos agitados y nerviosos de ver al Príncipe tan pronto lo ven entrar repentinamente.

—¿Qué...? —avanzar hacia donde el hombre se encuentra, incluso respirar, se torna difícil—. ¿Qué es lo que...? —pero antes que ceder a la opresión que siente en el pecho y el ardor en los ojos, Naruto se recompone con firmeza, y con algo de hostilidad no propia de él se dirige hacia los médicos exigiendo una explicación—. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué mi padre está en este estado? —Kakashi, a su lado, y quien hubiera visto a ese niño crecer, se sorprende por la dureza en su tono de voz mas conserva la calma siendo él el voceador de la noticia.

—Ha sido envenenado, Príncipe —Naruto palidece, pero no tanto como para competir con el tono que sombrea a su padre quien respira con dificultad y luce sudoroso e inconsciente. Tembloroso, pero a la vez demasiado consternado y preocupado, ignora el hecho de que está en frente de muchas personas y toca el rostro de Minato con sumo cuidado demostrando que aunque por fuera parece entero, por dentro está destrozado—. Papá, ¿Quién fue el que...?

—Oh, veo que ya estás aquí, sobrino —la mano sobre la mejilla de Minato, esa que rozaba cuidadosamente sobre su piel, se detiene, y todo en Naruto se vuelve rojo y tenso cuando vuelve la vista y enfoca a Deidara en el umbral de la habitación.

Y es Kakashi, quien advierte una confrontación a través del desfigurado semblante del joven Príncipe, quien impide que cometa una locura, sujetándolo fuertemente de los hombros.

—¡Tu...! ¡Fuiste tú quien...! —alterado por los gritos de su amigo, Sai, quien hubiese decidido permanecer fuera y dejar que solo Naruto entrase a ver al Rey, es incapaz de contenerse al oírlo, sumándose a la escena y corriendo a ayudar a Kakashi para sostenerlo tan pronto lo ve completamente frenético—. ¡Tú lo envenenaste!

—¡Naruto, para!

—Príncipe, por favor, está en la habitación de su padre —añade Kakashi sin gritos, pero con una severidad consistente. Ante la advertencia de Kakashi, y tras oír a Naruto hacer fuertes acusaciones, Sai voltea apenas viendo a Minato sobre su cama con un aspecto para nada alentador.

—¡Suéltenme los dos ahora! —desde luego que iba a comportarse así, sin embargo, Sai no puede permitir que Naruto se pierda en el desquicio. Intenta ponerse en sus zapatos, pero también sabe lo que podría pasarle al hacer acusaciones de ese tipo y sin pruebas. Independientemente de que sea hijo del Rey, la ley aplica para todos.

—Naruto, cálmate, por favor. No actúes tan impulsivamente y... —pero antes de que pueda terminar ya está delante de él, bloqueando el arrebato de ira de Deidara al querer reprender al joven Príncipe por calumniarlo. Kakashi, a su lado, se hela y casi siente que la respiración se le corta recordando cierto suceso de antaño con Madara, pero, como puede, se recompone rápidamente y acude del lado de Deidara solo por consideración pues Sai le ha detenido la mano alzada en seco.

—Sai... —es Naruto esta vez quien habla con la voz hecha un hilillo, a lo que el pelinegro solo chasquea los dientes, fastidiado pues sabe que está metiéndose en donde no debería.

—¡¿Cómo te atreves, insolente recogido?! —ante el comentario punzante, es Naruto esta vez quien reviente en cólera, apartando a Sai solo para darle un golpe certero en la mandíbula a su tío, haciendo que varios gemidos de asombro y consternación, por parte de los presentes, se eleven—. Tu...

Sin apariencias 【SasuSaku】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora