13 | El bosque de Piedra [parte 2]

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El cielo se ha oscurecido pero no se debe a que haya anochecido ni mucho menos a la acumulación de nubes grises cargadas de lluvia.

La imagen de criaturas, que en su vida Sakura ha visto, desciende sobre sus ojos ocupando todo su miedo.

—¡G-Gárgolas! —apenas alguien grita siente como otro más la tumba al suelo sujetando su cuello, protegiéndolo de ser desmembrado por las garras desconocidas del agresor. 

Levanta el rostro y ve un grupo alado con el tamaño corporal más grande que un murciélago. Mucho más grande. Pero las alas que poseen de ésta primera especie es solo una parte de cómo el resto de su cuerpo está compuesto. Pero aquél detalle es la menor de sus preocupaciones ahora. No tiene tiempo ni de distinguir de qué otros animales o criaturas están formados.

Su mente es un caos, y el que se ha materializado, también, alrededor suyo no hace que la tensión y el estrés disminuya ni un poco. Ni tampoco lo hace el ver como la cabeza de una de esas criaturas es degollada por Sasuke y el movimiento furioso de su espada.

Tiene miedo. Está cundida de pánico. Tanto que es difícil recordar que debe respirar para no morir asfixiada.

—¡Princesa, por aquí! —Sakura no asiente, solo siente como es tironeada de la muñeca por algún miembro de la manada, comenzando a correr a su lado en dirección opuesta, justo por donde se supone han entrado al misterioso Bosque de Piedra.

¿Qué les hizo creer que estarían seguros?

La sensación de poder escapar a salvo no es admisible ahora. No cuando el cielo se intensifica en colores oscuros en tanto más de esas criaturas aladas comienzan a descender hacia donde ellos están.

Sangre. Sangre bañada en más sangre. Gritos empañando entrañas. Miedo acariciando más miedo.

Ese no es el mundo que ella ha ido a buscar.

Ese no es el mundo que leyó alguna vez en coloridos libros de texto de la enorme biblioteca real.

Ese no es el mundo que ella está preparada para habitar.

Quiere vomitar.

Quiere ver a Naruto.

Quiere ver a su padre.

Quiere...

—¡N-No! —grita instintivamente en cuanto una mano le cubre los ojos y otra intenta, inútilmente, callar sus gritos. 

—¡Cállate, soy yo! —lo que sucede después es muy poco claro para ella. Sasuke hace de su cuerpo un mero cubrimiento para Sakura mientras la sujeta y acaba con otra de las criaturas más próxima a ellos. Sakura no entiende mucho pues gira y se mueve de acuerdo a las decisiones de Sasuke y a la manera en la que avanza y desmiembra todo a su paso con ella en brazos, reforzando su tranquilidad mental pues en cuanto han sido expuestos al ataque el primer pensamiento que lo ha desquiciado ha sido el paradero de la Princesa—. ¡Suigetsu! —Sakura escucha el llamado del albino solo viendo como éste y Sasuke se intercambian armas en el aire con una sincronía envidiable—. ¡Kiba, sácala de aquí! —es la próxima orden que emite una vez que Kiba está cercano a él, empujando a Sakura hacia su cuerpo.

—¡Sasuke, atrás! —grita el castaño pero la advertencia es tardía.

Sasuke no podrá blandir el arma para evitar que la gárgola lo muerda.

Y Sakura, histérica, está congelada hasta que gritos agudos entorpecen sus oídos. Oídos de la bestia siendo atravesada por la filosa y sólida hoja de acero de la alabarda de Neji, incrustada en el tórax del ser alado.

Si Sakura hubiese puesto mayor atención durante esos días se habría percatado que cada miembro cuenta con un arma para casos como esos.

—Debo decir ¿te lo dije? —espeta Neji a Sasuke, furioso. 

Sin apariencias 【SasuSaku】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora