Wei Wuxian vuelve a la vida después de dieciséis años. Su aspecto físico sigue siendo el mismo que tenía antes de caer al abismo en la batalla de Ciudad sin Noche.
Se encuentra en un lugar frío en los Recesos de las Nubes. Confundido y desorientado...
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Día 11
El cielo sabe muy bien el como reías por las mañanas Y como llorabas por las noches; Como reías cerca del ocaso diciendo que eras feliz, pero te escondías en la bruma para poder llorar . Miro hacia atrás y me doy cuenta de que no puedo decir nada ahora ¿Verdad? Fui un estúpido y no pude hacer algo por ti. Si tan solo pudiera ir contigo Lo haría sin decir ni una palabra Oh, cielo ligeramente negro y rosa claro, Por favor oculta tu mano de mi antes de que la tome y me acerque hasta ti.
[...]
Había pasado una semana encerrado en el Hanshi. Mañanas y noches en una rutina que ya se estaba haciendo monótonamente aprisionada. Wei Wuxian se hallaba atrapado más a allá de las paredes, incluso más allá de su frágil corazón, uno que cada día se volvía más inerte al igual que el mismo invierno que caía en las montañas y se adueñaba del calor anhelante de una flor en primavera .
Su tiempo con él líder de la secta Lan y su hijo no era algo con lo que hubiera imaginado jamás. Lan Xichen le daba muy pocas respuestas a las dudas que tenía, aún se negaba a hablar de Lan Wangji y cada vez que le pedía conversar de ello le respondía con un "ya pronto". Wei Wuxian descubrió en sus ojos un peso parecido al suyo pero reflejado en alguien más ya pesar de que su espera era insinuante cada día, prefirió esperar. Sólo un poco más, ya que la tormenta en la que estaba tarde o temprano se lo llevaría.
Habían días de peleas, desconfianza, llanto y amenazas vacías de un significado real. Cuándo en el fondo ambos buscaban la misma respuesta. Wei Wuxian se alteraba con mayor frecuencia hasta sacar la última gota de paciencia del primer Jade el cuál trataba como nunca de mantener el control, este mismo pensó que su visita levantaría cadáveres en su contra si las discusiones seguían.
Lo único que hacía en esos momentos era pensar en su hermano para que las cosas no terminaran peor de lo que ya estaban. Los momentos en los que Wei Wuxian compartía con Lan Sizhui eran una medicina agradable. Ya que él reflejaba una sonrisa afable y dulce sin necesidad de decir una palabra. Tuvo muchas dudas al principio e incapaz de cerrar la boca por mucho tiempo optó por preguntarle una noche mientras cenaban al líder de la secta.
—ZeWu-jun, sé que no es de mi incumbencia pero estoy residiendo en tu casa y me he estado preguntando constantemente en este encierro por tu esposa. Lan Sizhui debe tener una madre—. Sabía perfectamente que no debía indagar en la vida privada de alguien que ni siquiera era su cercano. Pero la incertidumbre de si otra persona más entrara en el Hanshi lo ponía nervioso.