Wei Wuxian vuelve a la vida después de dieciséis años. Su aspecto físico sigue siendo el mismo que tenía antes de caer al abismo en la batalla de Ciudad sin Noche.
Se encuentra en un lugar frío en los Recesos de las Nubes. Confundido y desorientado...
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El camino de vuelta a Gusu fue completamente silencioso, cada uno bastante concentrado en sus propios pensamientos. Se habían quedado en la cerca de la villa Mo una sola noche, Lan Xichen apostó a la urgencia de volver al clan y nadie objetó lo contrario; ni siquiera Wei Wuxian.
A pesar del frío se pudo viajar sin problemas, la nieve siempre era un factor para los cultivadores, en especial cuándo la lluvia y la nieven avanzaban a través de la estación.
Los guardias en la entrada saludaron a su líder y al resto de su compañía, caminaron por los senderos que llevaban a la separación de sus pisadas.
—Sizhui, lleva Jingyi a la enfermería.
Recibió una respuesta afirmativa de parte de su hijo y a pesar de las protestas de Lan Jingyi fue arrastrado por su compañero. Lan Xichen quería asegurarse de que él estuviera bien a pesar de que ya lo había revisado un curandero en la Villa Mo. También quería hablar con Lan Sizhui pero eso lo podía dejar pendiente para la mañana siguiente. Ahora sentía que su prioridad debía ser otra.
Wei Wuxian estaba tan callado que Lan Xichen se estaba preocupando. Desde la noche en que habían leído el diario de Mo XuanYu las palabras se vieron pausadas.
—Xichen.
Lan Qiren había llegado de su viaje antes de tiempo. Sería el primer reencuentro con Wei Wuxian y rogó internamente a que no le reconociera, a pesar de llevar su máscara esta podía no ocultar por completo su identidad.
—Gran maestro Lan, este de aquí le saluda.— Wei Wuxian hizo una reverencia perfecta y educada. Lan Xichen contuvo el aliento ante el ceño fruncido de su tío. —Mi nombre es Tang San, cultivador rebelde. Hace años conocí al líder de la Secta Lan en una cacería nocturna cerca de Lanling, por cosas del destino nos volvimos a encontrar y actualmente lo estoy ayudando con un caso.
Lan Xichen se unió a él y explicó a su tío lo que había pasado en la villa Mo y del brazo fantasmal que traían con ellos para determinar su origen. Después de lo que fue una conversación detallada, corta pero prescisa. Prometieron entregar mayor detalles al día siguiente, ya que el viaje los había cansado a todos y no solo físicamente.
Lan Qiren le pidió a un discípulo que preparara una habitación de invitados para Tang San. Lan Xichen sabía que no podía mantener a Wei Wuxian en el Hanshi sin que su tío sospechara de algo así que no puso ninguna objeción. Wei Wuxian pareció aceptarlo bien.
Después de aquello se despidió y los dos se quedaron completamente solos.
—Debes estar agotado, pediré que lleven la cena más tarde a tu habitación—. Lan Xichen sentía que debía romper el hielo, ya que esta situación se estaba tornando incómoda.
Su sorpresa fue ver una reverencia de su parte junto a una petición. —Quisiera poder hacer uso de su biblioteca.
—¿Qué sucede?—. Lan Xichen no pudo soportarlo más, se acercó unos pasos para levantar su arco. No le gustaba el misterio detrás de tantas cosas que estaban pasando, por eso tuvo que preguntarle, ya que Wei Wuxian no hablaba con él.
