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2.797 Palabras.

El frío del invierno creyó que era prudente dejar su marca de hielo en sus mejillas mientras el vuelo en Bichen seguía su curso hasta la villa Mo

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El frío del invierno creyó que era prudente dejar su marca de hielo en sus mejillas mientras el vuelo en Bichen seguía su curso hasta la villa Mo.

Wei Wuxian estaba comenzando a sentir la fuerza de la nostalgia a solo unos minutos del viaje. La lista de sus pesares se hacía cada vez más extensa y una de las más significativas radicaba en el hecho de estar en posesión de una espada que no le pertenecía, en la implicancia de abrazar un renacimiento que no le correspondía lo dejaba al borde de un precipicio nuevamente. Pero cuándo esos pensamientos se intensificaban como en estos momentos, se recordaba que tenía que seguir adelante por Lan Wangji. Tenía que averiguar, saber que lo llevó a su situación actual. Que lo llevó a darle su núcleo dorado y desaparecer por completo del mapa.

Había una conversación pendiente con Lan Xichen, él aún rodeaba las llamas para no quemarse en el hablar de algo que Wei Wuxian comprendió debía ser difícil de explicar. Pero no se consideraba una persona muy paciente y ya habían pasado cerca de seis semanas desde que volvió a la vida, no podía seguir extendiento esta situación. Por eso en este viaje buscaría la forma de sacarle información.

Estaba sumido pensando en ello cuándo algo húmedo tocó su mejilla derecha, automáticamente miró hacia arriba para ver si la lluvia los había alcanzado y eso seria malo ya que tendrían que aterrizar y aún estaban a unas cuatro horas de viaje. Sabía que lo harían, pero esperaba que pudieran avanzar un poco más. Pero se sorprendió al darse cuenta que no era el caso. El cielo estaba cargado de nubes pero no era lluvia. Después de unos minutos volvió a sentir lo mismo pero esta vez cerca de su boca.

En el vuelo decidió ir un poco mas atrás del primer Jade, no quería que él viera su rostro triste. Ya que no podía dejar de pensar en la nostalgia de poder volar otra vez. Se preguntó internamente que había pasado con su espada; Suibian, una compañera que tuvo que dejar atrás cuándo se convirtió al cultivo demoníaco. Se preguntó también que habrá sido de ella, ¿la habrán destruido o guardado como un trofeo por acabar con el temible Patriarca de Yiling? Lo más probable es que Lan Xichen podría responderle ese cuestionamiento y otros más.

No había mencionado a Jiang Cheng tampoco, aún no se sentía listo para saber que es de él actualmente. Pensar en él era un peso soluble y tan difícil de dimensionar. Esperaba y rogaba a los dioses el no encontrarlo en sus caminos en estos momentos o no sabría como reaccionar.

Su mente se perdió en sus pensamientos cuándo volvió a sentir el roce de lo que podría ser lluvia. No lo era.

Su miraba otra vez se fijó en las nubes que estaban solo a metros de ellos y sus ojos se dirigieron al frente y creyó comprender de que trababa todo esto. Aceleró el vuelo para quedar al lado de Lan Xichen, este al notarlo aceleró un poco más.

—¿ZeWu-jun?

No hubo miradas, ni respuesta. Sólo un asentamiento para informar que lo estaba escuchando.

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