Las fiestas de fin de año escaparon con tal rapidez que el mes de enero irrumpió sin consideración alguna.
Con el nuevo año inaugurado y los exámenes de admisión a la Universidad a la vuelta de la esquina, Kouyou, completamente segura de que las labores de tutoría de Dazai se habían reducido a besar y manosear a Chuuya a su antojo, más que a estudiar y repasar los temas para el examen, decidió inscribir al pelirrojo a un curso de aspirantes universitarios. Después de todo, desde la primera vez que conoció a Chuuya en el club de literatura de la escuela durante el primer año, fue consciente del deseo que poseía el muchacho de postular a la Universidad de Tokio. Ciertamente, una de las universidades más prestigiosas del país.
Así que sin mayores retardos la pelirroja comunicó la noticia a ambos jóvenes. Como era de esperarse, Chuuya acepto de buena gana, pero Dazai, indignado por la decisión -puesto que cuestionaba sus habilidades de enseñanza y, a decir verdad, restaba el tiempo que pasaba con Chuuya- no tardo ni tres segundos en observarla con reproche. Sin embargo, fue incapaz de objetar contra la idea, francamente, Chuuya le importaba tanto como a Kouyou que no podía sino apoyarlo.
— No es necesario que vengas a dejarme — habló Chuuya a Dazai, un par de días después de haber iniciado el curso de reforzamiento.
— No tengo nada mejor que hacer — se explicó simple Dazai. Caminaba junto a Chuuya rumbo a la escuela donde recibía su dichoso curso.
— Bien — suspiró Chuuya, sabiendo lo difícil que era hacer desistir al castaño de sus acciones. — Pero... ¿No era mejor si te inscribías también? Alcott, tu compañera de clase — explicó— también recibe el curso conmigo, ¿no podías hacer lo mismo?
— Definitivamente no — contestó con seguridad Dazai. — Ya tengo suficiente con asistir todos los días a clase.
— Pero estas tutorías podrían ayudarte...
— No creo. — Desecho con rapidez la idea Dazai.
— ¿Acaso no te da miedo no pasar el examen? — preguntó ya exasperado Chuuya.
— Soy un genio Chuuya — comentó con una sonrisa Dazai. — Podre responder ese examen en un parpadeo.
— ¿Y sí no? — no puedo evitar soltar Chuuya, con la preocupación impregnada en su tono de voz.
— Chuuya — lo llamó suave Dazai, buscando topar su mirada con la del pelirrojo a su lado. — Hace un par de meses no me había imaginado siquiera tomar el examen para entrar a la universidad, pero ahora veo un par de carreras interesantes, así que no te preocupes. Pasare ese examen e iremos juntos a Tokio ¿puedes creerme?
— ¿Lo prometes? — Levanto su dedo meñique Chuuya.
— ¿No estamos muy grandes para las pinky promesas? — se burló Dazai.
— Oh vamos — lo instó Chuuya— o creeré que tus palabras son vacías.
— Ah... está bien. — Levanto su dedo meñique Dazai, uniéndolo al instante con el de Chuuya. — Pasare ese maldito examen y nos largaremos a Tokio ¿feliz?
— Algo — le sonrió Chuuya, con dulzura.
Con un par de minutos de más de conversación, ambos muchachos llegaron hasta las puertas del edificio estudiantil. Dazai se despidió de Chuuya, pero, sin ganas de volver demasiado pronto a su hogar, decidió inclinarse por la idea de recorrer el centro de la ciudad sin rumbo alguno.
Después de casi una hora andando de aquí para allá, y con el frío de enero corriendo en el aire, el castaño se detuvo en una librería. Entretenido estaba revisando los estantes de libros, hasta que una mano se posó con suavidad sobre el hombro de su abrigo.
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Zurcir [Soukoku]
FanfictionCon una madre muerta recientemente y cientos de deudas por pagar, Nakahara Chuuya se une a The Sheeps, un grupo de jóvenes pandilleros que vive del día a día. Sin embargo, su encuentro con un curioso joven de cabellos castaños y el cuerpo cubierto d...