Capítulo XXIV: Hola, cariño

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Unos días después de la conversación entre Kouyou y Dazai, Mori, bajo el rítmico tono de un suave silbido, anunció su presencia en la habitación de su sobrino. Valdría la pena añadir que, como medida de precaución tras el incidente del mes pasado, la puerta del muchacho ahora consistía en una simple cortina gris.

— Traje postre — dijo Mori, haciendo a un lado la supuesta puerta.

— No tengo apetito — contestó Dazai, recargado de pie sobre el marco de la ventana.

— Es pie de limón. — Mostró Mori, alzando el platillo en su mano. — Recuerdo que era tu favorito cuando eras más chico.

— Está bien — aceptó sin mucho entusiasmo Dazai, — lo probare. Gracias.

Encantado por la respuesta, Mori cortó la distancia entre ambos, tendiéndole el plato y el cubierto al muchacho.

— ¿Puedo sentarme? — se aventuró a preguntar el médico, mientras observaba al muchacho avanzar hacia la cama para tomar asiento.

— Claro.

— ¿Cómo te has sentido estos días? ¿Algún efecto secundario por la medicación?

— Solo cansancio y un poco de nausea — informó Dazai, llevándose un trozo de pie a la boca.

— Suele ser usual con los antidepresivos — aclaró Mori —, ya sabes, puedes presentar agotamiento, ansiedad, dolores de cabeza, mucho sueño...

— Lo sé, no soy nuevo en esto — lo atajó Dazai.

— Sí...aunque realmente es importante que vuelvas al psiquiatra y hagamos cita con un buen psicólogo — comentó con cautela Mori. — Puedo llamar a algunos colegas y agendar una cita para la siguiente semana, si te parece bien, claro.

— ¿Puedo pensarlo un poco?

— Por su puesto. — Le dirigió una dulce sonrisa Mori.

— Te lo agradezco, no solo esto ... — sonó nervioso Dazai. La conversación con Kouyou volvía a hacer eco en su cabeza. — Tú y Fukuzawa realmente se han mantenido al tanto de mí todo este tiempo, lamento que tuvieran que detener sus actividades por cuidarme. Digo... tu pediste permiso en el hospital y Fukuzawa ha puesto mil excusas por mí en la escuela, además de tratar de distraerme.

Mori lo observó con sorpresa, incapaz de contestar. Jamás pensó escuchar esas palabras de su sobrino.

— ¿Qué? ¿no dirás nada? — intentó molestarlo Dazai, embozando una leve sonrisa — ¿Decido abrir mi corazón y te quedas callado?

— Es solo que esto es nuevo para mí — trato de defenderse Mori. — Yo... Para Yukichi y para mí no es ninguna molestia, te queremos y es nuestra responsabilidad cuidar de ti, aunque a veces ya te sientas un adulto — le dijo. — Es una responsabilidad que ambos decidimos y ansiábamos cuando empezamos a buscarte, así que no pienses que lo hago por obligación a mi familia, o que Fukuzawa lo hacer por obligación a mí. Fue nuestra decisión, y sé que hemos tenido nuestros fallos, pero somos tu familia y no hay nada que no haríamos por ti.

— Eso fue demasiado cursi — soltó una pequeña risita Dazai. — Pero puede que haya sido algo lindo oírlo.

Mori río con ganas, después de todo, Dazai seguía siendo Dazai.

— Creo que a Fukuzawa también le encantaría oírte.

— Sí... creo que debería agradecerle también — meditó Dazai. — Me apoyó con el examen de la universidad.

Zurcir [Soukoku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora