Capítulo XVI: La ciudad de Tokio (primera parte)

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Con la emisión de un leve bostezo de sus labios Sakunosuke Oda dio por iniciada su mañana. Sentado aún sobre la cama se dispuso a buscar con la vista su ropa interior. Al encontrarla se vistió con ella y antes de caminar hacia el baño para asearse rápidamente, dejo un corto beso en el hombro de su acompañante que echado boca abajo sobre las almohadas, continuaba durmiendo profundamente. 

A paso tranquilo, con semblante somnoliento y con una lista de tareas por hacer en su cabeza, Oda se metió bajo la fría temperatura del agua que caía de la ducha. Minutos después vistiendo unos pantalones de mezclilla desgastados y una ramera blanca, camino hasta la pequeña cocina del apartamento que compartía con su pareja y amigo, colocando un par de cucharadas de café en la cafetera. Abrió el refrigerador, inspecciono los ingredientes disponibles para preparar el desayuno y sin más empezó a cocinar.

El aroma agradable de los ingredientes pronto inundo la cocina y al cabo de unos 20 minutos cuando la comida estaba casi lista, Oda sintió la calidez de unos brazos envolviendo su torso. Sin poder contenerse, sonrió por la acción.

— Buenos días — dejo un beso en su nuca el dueño de la voz a su espalda.

— Buenos días, amor — volteo Oda sin descuidar la comida — ¿Has dormido bien?

— Me duelen un poco las caderas, creo que te entusiasmaste mucho anoche — se quejó Sakaguchi Ango, un muchacho de cabellos oscuros y complexión delgada.

— A mí me pareció que estabas muy a gusto — le molesto Oda.

— Yo... ¿cómo puedes decir cosas así tan temprano? — le cuestiono ruborizado Ango mientras se acomodaba la montura circular de sus anteojos.

— Lo siento, pero sabes que estaremos varios días sin sexo, Dazai y su novio vendrán en un par de horas — le recordó el muchacho mientas apagaba la hornilla de la estufa.

— Aún no me hago a la idea — comenzó Ango — es decir, ¿creerías que Dazai se tomaría una relación tan en serio como para presentarnos a esa persona?

— Es muy extraño, lo sé — concordó — pero Nakahara-kun parece ser un buen chico.

— ¿Te ha dicho cómo es?

— Pequeño y fácil de enfadar.

— Eso es bastante específico.

— Pero también dijo que es leal, considerado y... demasiado bueno para él.

— Oh — soltó Ango sorprendido — ¿estás seguro que hablaste con el verdadero Dazai?

— Completamente — rio Oda mientras empezaba a servir la comida con ayuda de Ango.

— Bueno... espero que eso no sea un problema, Dazai puede parecer altanero muchas veces, pero es algo inseguro también.

— Sí... en parte por eso me sorprendió que empezará a salir con Nakahara-kun, pero ya ves, parece que todo marcha bien hasta ahora.

— Me da gusto por ellos — sonrió franco Ango —. Entonces hay que darnos prisa para desayunar, arregle nuestra habitación, pero aún falta sacar algunas mantas para la habitación de invitados y sacudir el apartamento.

— Perfecto, desayunemos y ya veremos después que más falta — propuso Oda.

— De acuerdo.

Con el desayuno terminado Oda se apresuró a lavar los platos mientras su pareja aspiraba a largo y ancho del apartamento. Después de evaluar los últimos detalles para la llegada de sus invitados, ambos se dejaron caer un tanto agotados sobre el sofá de la sala.

Zurcir [Soukoku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora