Capitulo 1

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Mitsuya volvió a suspirar.

Todavía no podía creer que su madre le hubiera obligado a ser la niñera de la hija de una vecina que acababa de mudarse al vecindario. Y como su madre y la de la niña se llevaban muy bien, decidieron hacer el típico cliché de intentar enamorar a los hijos, pero a él no le interesaba la niña. Era bonita no lo negaría y tenía esa ternura que se le hacía adorable, pero que no admitiría frente a su madre o lo malinterpretaría todo.

Miró de nuevo su reloj que ahora marcaba las 8:40 a.m.

Genial, otra vez llegaría tarde a clases por culpa de ella.

Ya harto de esperar, intentó tocar el timbre, pero alguien fue más rápido que él y abrió la puerta.

-¡Oh, Mitsuya! -saludó la chica sonriendo, provocando que el peli plateado suspirara.

-Llegaremos tarde de nuevo... -dijo el varón con cansancio -¿cuál es tu excusa esta vez? -preguntó mirándola directamente a los ojos, eso hizo que ella se pusiera nerviosa.

-B-Bueno... la verdad es que... -decía la oji jade balbuceando.

-¿Sabes? -preguntó Mitsuya captando la atención de la chica -esta será la última vez que te perdone, como vuelvas a llegar tarde te irás sola a clase, ¿entendido?

-Pero...

-¿Entendido? -volvió a soltar él interrumpiéndola.

-De acuerdo... -respondió ella rendida.

-Bien, nos vamos... -al decir eso, el peli plateado la tomó de la mano y comenzaron a caminar juntos en dirección a su escuela.

Al llegar, Mitsuya la dejó en la puerta de su aula y se despidió de ella avisándola que le esperara en la puerta del colegio.
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A la hora de salida, Sakura acató la orden del varón y le esperó en donde él la dijo.

La fémina estaba un poco nerviosa porque hoy era un día especial, ya que era el cumpleaños de Mitsuya y le tenía una gran sorpresa, que esperaba fuera bien recibida.

Al ver que el peli plateado se estaba tardando comenzó a preocuparse, pero sabía que él cumpliría con lo que la dijo y aparecería aquí. Pero de tanto esperar la dió hambre y si mal no recordaba, cruzando aquella esquina que tenía a unos metros de distancia vendían unos buenos dangos, dulces que a ella la encantaban.

Sabía que si se iba sin avisarle a Mitsuya se metería en un gran lío, pero el hambre pudo más con ella que sin pensárselo ni dos veces comenzó a correr en aquella dirección en donde estaría ese puesto de dangos.

Tanta era su felicidad de imaginarse los dangos que chocó contra alguien sin siquiera poder ver de quién se trataba, y para su mala suerte, terminó estrellándose de culo contra el suelo.

-¡Ay! -exclamó ella por el dolor de la caída.

-¿Eh? ¡Oye! ¿Estás bien? -exclamó con voz preocupante la que parecía ser la persona con la que se estrelló la pelirosa.

-Si, sólo fue un rasguño de nada... -contestó ella sobándose el lugar afectado sin voltear a ver a la persona en frente suyo.

-¿Puedes levantarte? -preguntó aquella voz que parecía ser la de un chico mientras extendía su mano en dirección a la pelirosa. Al escuchar la pregunta, la de ojos jade levantó su mirada sorprendiéndose en el acto, ya que el chico frente a ella era realmente guapo. Era rubio y tenía los ojos de un color negro grisáceo, era alto, por lo menos más alto que ella, y podría jurar que era mayor que ella también. Pero esa no era la razón por la que se lo quedó viendo tan fijamente, lo que más llamó su atención fue el tatuaje que estaba dibujado en su cabeza, era el tatuaje de un dragón, uno que la gustó mucho.

Sakura en Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora