4. La fiesta

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Capítulo 4
La fiesta.


Jerome

Aquella tarde me quedé escuchando, sé que no debí, pero quedé totalmente pasmado. ¿Por qué sus padres le pidieron eso? ¿Yo tendré algo que ver en eso? No, ni siquiera me mencionaron...

¿Entonces?

Aunque ella no quiere hablar mucho, yo he insistido demasiado en el tema. Es que no acabo de descifrar nada y siento que detrás de todo esto hay algo más. ¿Qué? ¿Por qué? ¿Cómo, cuándo, dónde? Las incógnitas de la vida.

Puede que sea un complot entre ellos para que Katalina no esté conmigo. ¿Será eso?

No quiero sugestionarme con malos pensamientos.

Hace unos días Mateo me llamó por teléfono y me invitó a la fiesta de cumpleaños de su esposa, quien a la vez es su exesposa y novia... Bueno, me invitó, y como no tengo mucho que hacer, acepté. Me pasó la dirección, porque al parecer no viven juntos, y justo en estos momentos la estoy buscando.

El lugar es bonito, limpio, con árboles, casas de colores agradables... Donde llego es de un color rosado viejo. De pronto me da la impresión de que es una casa muy pequeña, pero al bajar descubro que detrás se encuentra un terreno estúpidamente grande.

Sostengo en mis manos el regalo que compré, es uno que conseguí ya hecho en la tienda de regalos, solo pedí que añadieran algunas cosas de mujer.

Toco la puerta y espero unos segundos hasta que dentro se oyen los pasos de alguien.

—Oh, Jerome —es Mateo quien abre—. Pensé que no vendrías.

—¿Cómo iba a faltar?

—Ven, todos están por acá.

Si no me dice que todos se encuentran allá, hubiera pensado que está vacío. Nos encaminamos por un pasillo que hay a la derecha, es uno muy grande donde al final se visualiza esa habitación repleta de gente. Mis ojos se van a las siluetas que están al lado de la entrada, son Katalina y su familia. Es suficiente para detenerme y esconderme.

—¿Jerome?

Corre detrás de mí, solo me detiene porque estruja mi hombro con fuerza.

—¿Qué haces?

—Allá está Álvaro.

—Sí, lo invité también.

—¿Por qué? —ruego—. No es que no puedas invitarlo, pero ¿por qué me invitas cuando está él? No quiero que haya más problemas.

—Oye, no habrá más problemas —me da una palmada en el hombro—. Álvaro me ha dicho que no está muy feliz por lo que hizo.

Esas palabras acaparan mis oídos y mente por largos segundos.

—¿Lo dices solo para que entre o es...?

—Es la verdad. Te aseguro que si entras allá, nada malo te sucederá.

Con mi gesto torcido, me dejo llevar por sus palabras y entramos ahí. En el tiempo que me debato si saludar o no, noto sus expresiones: Katalina se sorprende y me sonríe, Álvaro no luce feliz, y Betty parece muy confundida.

—Ven, puedes dejar tu regalo en aquella mesa.

Señala la pequeña mesa rectangular repleta de obsequios que se encuentra enfrente de una ventana, al lado de otra mesa con refrescos y otra de comida. Mateo viene conmigo, en cuanto dejo el regalo me lleva con su esposa y me la presenta como su pareja. Enseguida me dirige a una silla que queda frente a Katalina y su familia y me deja esperando en lo que me trae algo de comida.

Katalina I y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora