32. Bienvenida a...

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Capítulo 32
Bienvenida a...

Katalina

París.

Estoy sobre mis piernas, las muevo y piso fuerte, no es un sueño. Respiro el aire, escucho a la gente hablar y no entiendo nada, veo el cielo despejado y siento el calor. Me siento feliz, este definitivamente es uno de los días más felices de mi vida.

—¿Te sientes cansada?

Se acerca Jerome por detrás y me toma de mi cintura, me giro y veo que sigue tirando del carrito que trae nuestras maletas.

—Lo único que hice en el avión fue dormir. —le respondo, sonriente de oreja a oreja—. No puedo creer que esté aquí.

—Espero que te guste.

—¡Ya me gustó! —Dios, casi brinco de la emoción—. Hice una lista de lugares para visitar, ¿después podemos ir?

—Por supuesto, bombón.

Mientras me abraza, suena el claxon de un carro en la calle. Al voltear veo un auto negro detenerse frente a nosotros y de él baja un muchacho rubio, con traje de chofer y muy apuesto.

Monsieur Candau!

Mi semblante se apaga. Sí, escuché a todos hablando francés y aún así olvidé por completo que Jerome también lo hará y yo no lo entenderé.

Pero me gusta escucharlo hablar su idioma natal, su voz suena más profunda y tan sexi…

Mientras se comunican, Jerome posa su mano en mi espalda y me acerca.

No sé qué dice, pero dice mi nombre, así que asumo que me está presentado con el joven. Sonrío y el chico abre sus ojos y estrecha mi mano, al mismo tiempo se acerca y me da un beso en cada mejilla. Me dedica unas palabras y luego vuelve a mirarme fijamente, como si esperara una respuesta, luego observa a Jerome sin entender.

Jerome le dice algo y este hace un gesto exagerado y sigue hablando, pero al fin comienza a subir las maletas al auto, con la ayuda de Jerome para acabar más rápido. El chico cierra la cajuela y Jerome sube conmigo al asiento de atrás.

—¿Pensó que estaba siendo grosera? —pego mi cabeza a su brazo.

—No te preocupes, le expliqué todo.

—¿Nadie más de tu familia habla español? —ruego.

—Nadie.

—Oh… —me lamento—. Creo que debí pedirte clases antes de venir.

—¿No me dijiste que llevabas clases de francés?

—Y sacaba diez, pero el profesor no era muy apasionado.

—A la próxima seré tu profesor.

Dice y besa mi frente. Me gusta cómo lo dice. Ya quiero conocer sus métodos de enseñanza. Justo eso estoy imaginando cuando el joven le vuelve a hablar a Jerome. Se ve como un chico muy comunicativo, pero mejor me concentro en el paisaje mientras ellos hablan. Sí, se ve bonito, la ciudad se ve justo como pensé, aunque las calles están muy concurridas.

—¿A cuánto queda tu casa?

Le pregunto a Jerome, interrumpiendo su conversación, pero como no entiendo no sé cuándo es el momento.

Este bufa, rascando su nuca.

—Siempre hay tráfico aquí, así que será mejor que te distraigas con algo mientras llegamos. ¿No tienes hambre o sed?

—No, amor, aún tengo el agua que me compraste en el aeropuerto —le sonrío, mostrándole la botella a la mitad. Qué atento es conmigo.

No tengo internet en mi celular, no tengo nada en qué entretenerme mas que el paisaje que veo a través de la ventana. Jerome tenía razón con no dormir mucho antes del vuelo, durante el mismo descansé muy bien, me siento muy enérgica.

Katalina I y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora