Secretos Oscuros. (PAUSADA)

Discusiones.

ALEX

De nuevo volvieron las discusiones, ni en un puto viaje podían estar tranquilos, siempre era lo mismo, ni un solo día podía vivir en paz, y lo mejor es que al final siempre acababa en el medio o con la culpa de todo.

Me metí en el medio por que estaba cansada de tantos reproches, tantos gritos y sobre todo que yo siempre estuviera en todo cuando lo único que hacía era ser la hija perfecta que ellos querían que fuese, la correcta, la que nunca hacía nada mal, la que estaba de acuerdo con todo, pero al parecer ese día todo eso se desmoronó ante los ojos de mis padres, pues había hecho algo que ellos nunca esperarían de mi, gritar, gritar por el simple hecho de demostrar que ya no lo soportaba más y cuan molestos eran los gritos constantes de alguien, a consecuencia me gane un golpe en la cara de mi padre, y con eso emprendí mi huída, no sabía cuánto tiempo estaría fuera de allí, lo único que sabía era que no quería estar, y peor aún, no sabía dónde podía ir.

Después de un rato dándole vueltas al tema, me di cuenta de que mis pies se movían de forma involuntaria a aquel centro comercial donde me encontré al chico que creí haber visto antes, en otro lugar o quizá fue en otra vida, por que si, por que yo creía en esas cosas de que nos morimos y nos convertimos en otras personas, que nos vemos, que volvemos a vernos y que por eso existían esos pequeños "Déjà Vu" que nuestra mente tenían.

Volví a subir a la última planta donde se encontraba aquel gimnasio, pensando en la posibilidad de entrar y apuntarme a las clases que el chico de ojos diferentes impartía, pues pensaba que con eso me podía descargar.

Me pegue al cristal y lo observe, impartiendo sus clases de boxeo, y era algo que me llamaba la atención, la forma en que lo hacía ver fácil, y también lo que se podía conseguir a través del mismo.

Me quede allí bastante tiempo, no sé cuánto tiempo podía haber pasado, una hora, o dos, no lo sé, solo sé que me quede allí, replanteándome el hecho de entrar o no entrar para preguntar si también impartía clases a chicas, por que por lo que veía, allí solo había chicos.

Respire hondo, intente armarme de valor, y cuando me dispuse a entrar, lo vi, observándome, y en esa distracción, el chico al que entrenaba le asestó un golpe certero que hizo que su cuerpo se tambaleará, de repente su cuerpo tocó el suelo, pero casi como de forma instintiva, como un resorte, su cuerpo volvió a estar de forma vertical, con los pies pegados al suelo, agarrando el saco de nuevo, mirando a los ojos a aquel chico rubio al que entrenaba.