ALEX.
Al entrar en casa, comencé a escuchar gritos provenientes de la cocina, de nuevo estaban discutiendo como de costumbre.
Fui hasta allí, mi madre al verme deja de gritar y se acerca a mi.
—¿Dónde estabas? Estábamos preocupados, vas a volvernos locos.— dijo ella caminando de un lado a otro.
—Lo siento, no estaban y di por hecho que no vendrían hasta tarde, fui a dar una vuelta y...— fui interrumpida por la voz de mi padre.
—Tú siempre dando por hecho cosas que no tienen sentido, niña estúpida.— espetó.
—Lo siento, solo pensé que...— él volvió a interrumpirme.
—No pensaste nada, si hubieses pensado no nos habrías dado este susto.— hablo de nuevo.
—Pero...— sin ni siquiera terminar de hablar, escuché un golpe sordo cerca de mi oreja y como mi cara ardía, sabía que me había golpeado, otra vez.
Sin decir nada, di media vuelta, subí las escaleras de dos en dos casi tropezándome por el camino tratando de reprimir las lágrimas que amenazaban con salir de mis ojos para finalmente encerrarme en mi habitación.
Me tumbe en la cama boca abajo, entonces lloré, descargué toda la rabia que sentía, y aún así seguí llorando sin saber el motivo exacto, pero creía que era algo que mi cuerpo necesitaba para recuperar las fuerzas que en ese momento flaqueaban.
Casi estaba quedándome dormida cuando sentí una fría corriente de aire recorrer mi cuerpo, eso hizo que mi piel se erizará al instante, pero no recordaba que la ventana estuviese abierta, lo que hizo que activará mis alertas. Lentamente me giré y pude ver una sombra masculina parada junto al balcón.
Me tensé al notar que se acercaba, tratando recordar algo de lo que Caleb me había enseñado, pero mi maldita cabeza no tuvo otro momento para quedarse en blanco que justo ahora. Lo único que se me ocurrió en ese instante fue agarrar un cojín y lanzarlo golpeando el rostro de la persona, lo que hizo que aquél desconocido dejará de serlo, jamás podría confundir la risa de mi vecino como tampoco podría sacarla de mi cabeza jamás.
—¿Qué mierda haces en mi habitación?— espeté algo molesta.
—Solo he venido a asegurarme de que estás bien, oí algunos sollozos.
—Estoy bien.— finalice de forma seca.
Giré mi rostro para que no pudiera notar que se estaba inflamando por el golpe que me propiciaron antes, porque a pesar de la oscuridad que nos rodeaba, sabía que él sería capaz de notarlo. Cuando los demás notaban ese tipo de heridas y marcas en mi cuerpo o rostro me sentía avergonzada, pienso que eso les hace sentir que soy como un pobre animalito que necesita ser rescatado y protegido, pero no necesito que nadie lo haga, estoy lo suficientemente capacitada como para cuidarme sola.
Él intentó acercarse a mi de nuevo, no sonreía esta vez, con lo bonita que era su sonrisa, pero en parte lo entendí después de como le había hablado, sabía que él no tenía la culpa de lo que había pasado pero no sabía con quien podía hablar del tema y me daba miedo, por que no quería perjudicar a nadie, ni siquiera a mis padres y tampoco involucrarlo a él en esto.

ESTÁS LEYENDO
Secretos Oscuros. (PAUSADA)
Romance⚠️ Advertencia: Contenido adulto. Mi vida no había sido nada fácil, y mucho menos cuando tuve que huir de casa sin ningún tipo de pertenecías, dejando atrás mis recuerdos, la única familia que pensaba tener, y lo más importante para mi, aquellos tr...