ALEX.
Ni siquiera comprendo que fue lo que me movió a aquel apartamento, ni de dónde saqué la valentía para presentarme allí, delante de su puerta sin vergüenza alguna preparada para que pasase lo que quisiese el destino que pasase.
Cuando lo vi, apoyando su brazo en el borde de la puerta ni siquiera lo pensé un segundo, actué con la mente caliente, la piel ardiendo y el corazón desbocado, tanto que llegue a pensar que en cualquier milésima de segundo se me saldría por la boca.Rodeé el cuello de Caleb con mis brazos, haciendo que mis pies se pusieran en punta tocando el suelo solo con mis dedos haciéndome daño, pero me daba igual, solo quería besarlo de una maldita vez y quitarme la pesadez que sentía dentro del pecho.
Mis labios se pegaron a los de él, al principio no me correspondió y estaba más que dispuesta a separarme, ya había perdido la dignidad dos veces y no pensaba perderla una tercera, pero pasó lo que menos creía, los labios de Caleb se movían encima de los míos, despacio, como si le diese miedo besarme, como si lo estuviese pensando demasiado, como si lo que estamos haciendo estuviese mal, aleje esos pensamientos de mi cabeza y me centre en él, en la suavidad de sus labios y la aspereza de su barbilla al rozar la mía a causa de la ligera barba que empezaba a crecer en su rostro, sentí sus manos por debajo de mi trasero, eso me hizo tensarme casi al instante pero ni siquiera me dio tiempo a nada, ni una reacción, ni siquiera respirar un poco aún que mis pulmones estuviesen clamando por un poco de aire.
Caleb pegó mi cuerpo a la pared, un dolor agudo se instaló en mi espalda, sentí su cuerpo pegado al mío, tenía los músculos tensos, duros, me aprisionaba contra la pared y eso hizo que el poco aire que tenía para respirar desapareciese, así que me separé de sus labios, los admiré, los tenía rojos, hinchados, muy hinchados, los lamí paulatinamente, luego observé sus ojos que habían oscurecido notablemente y ahora tenía un ojo completamente azul y el otro totalmente verde, no había ni un pequeño rastro de ese trocito azul que los diferenciaba y los hacía más que especiales, simplemente había una tonalidad en cada uno, sin dejar pasar que sus pupilas estaban visiblemente dilatadas.
Después de eso lo ataqué, como un animal, como si nunca hubiese besado a nadie, demostrándole en el acto mi necesidad de su ser, lo bese con ímpetu, volví a poner mi lengua entre sus labios y finalmente cedió a mi, me dejó besarlo como quería, me dejó sentir sus labios, su boca, se sentía caliente, su cuerpo estaba caliente, estaba segura de que si ahora mismo nos pusieran madera delante, ardería solo por estar en contacto con nuestra piel.
Gemí en su boca al sentir la pared detrás de mi, abriendo los labios y dejándole vía libre para que hiciera lo que quisiera desde ese momento, por que sabía que me tenía, mordió mis labios, fuerte, tan fuerte que acabé gimiendo de nuevo sobre su boca y ni siquiera eso hizo que sus besos cesaran, tampoco era algo que yo quería, no quería que este momento acabase jamás, por que lo necesitaba, necesitaba esto desde que lo vi en aquel gimnasio entrenando a Nils, su imagen sudando, despeinado, jadeante y golpeando el saco se reprodujo en mi mente, haciendo que mis piernas empezaran a temblar en su cintura causando que las apretase alrededor para que no se diese cuenta del mínimo vaivén que yo sola me había provocado por imaginarlo como no debía.
Me separé de sus labios, pegó su frente a la mía y me observó, intenté descifrar algo en su mirada, pero en este momento solo veía deseo, lujuria, aunque un pequeño destello de... cariño, amor, no lo sé, se podía reflejar en ellos.
De repente me mostró la punta de su lengua, lamió sus labios lentamente haciéndome sentir la humedad de su lengua en mis labios, quería morderle, quería besarlo otra vez, quería sentirlo, quería que fuésemos solos él y yo en este instante.
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Secretos Oscuros. (PAUSADA)
Romance⚠️ Advertencia: Contenido adulto. Mi vida no había sido nada fácil, y mucho menos cuando tuve que huir de casa sin ningún tipo de pertenecías, dejando atrás mis recuerdos, la única familia que pensaba tener, y lo más importante para mi, aquellos tr...