CALEB.
Me caí al observarla por el cristal, pues me parecía tan extraño que alguien viniera tantas veces a mi lugar de entrenamientos y solo se dedicase a observar, que me quede un poco perplejo y sumido en mis pensamientos cuando la volví a ver, allí pegada al maldito cristal sin emitir ningún gesto o ninguna palabra.
En ese momento pensé que no sé quién era más extraño de los dos, si yo por estar pendiente de su presencia y no seguir entrenando a los chicos o ella por venir siempre a verme entrenar cuando ni siquiera era algo que fuese muy divertido.
Decidí darle un descanso a Nils para poder comer algo y de paso observar a aquella chica justo como ella lo hacía conmigo, nunca me había pasado nada tan interesante en ese lugar y pensaba aprovecharlo.
Conecte mi mirada con la suya, y en ese instante ella giró el rostro como para disimular que había estado ahí por dos horas, analice sus facciones, ojos color esmeralda, tez blanca, sus labios bastante gruesos llenos de heridas y algún pellejo blanquecino, mejillas rosadas, bastante bonita a decir verdad, volví a fijarme en sus facciones por segunda vez, en cómo sus labios se separaban despacio y en cómo sus pestañas se agitaban, entonces me di cuenta de que en su mejilla izquierda se notaba una especie de golpe, había un círculo rojizo formándose, además de que comenzaba a hincharse, eso me preocupo, pues pensé que tal vez alguien había intentado dañarla o aún peor, que la habían dañado y vino a mi gimnasio para encontrar una posible ayuda.
De un momento a otro, ella giro su cuerpo y luego despegó sus pies del suelo, entonces sin pensarlo salí del local la seguí, y cuando la tuve bastante cerca, estiré mi brazo y agarre su muñeca despacio, la giré quedando ella frente a mi, fije mi mirada en ese golpe que llamaba la atención en toda su cara, con mi mano libre acaricié justo esa zona y ella hizo una mueca que no supe descifrar pero eso no detuvo mi acción, vi que sus ojos comenzaban a cristalizarse y entonces decidí hablar.
—¿Estás bien?— pregunté con la voz algo ronca, ella pareció dudar, pues apartó su mirada de mis ojos, trago saliva como si le costará encontrar las palabras adecuadas y entonces escuché su dulce voz.
—Si, estoy bien, no te preocupes, no es nada.— contestó ella bastante rápido para mi gusto.
Como si de un instinto se tratase, ella puso su mano en mi muñeca que aún se encontraba en su rostro y me apartó con delicadeza, despacio, con algo de miedo. Me fijé en que sus manos temblaban, tal vez la situación la ponía nerviosa, yo no dejaba de ser un simple desconocido y ella no sabía nada de mi, aún que pensándolo bien, yo tampoco nada de ella, así que por prudencia, me aparte un par de centímetros más y mi piel dejo de sentir el cosquilleo que sentía segundos atrás, sentía que las yemas de mis dedos picaban por que en realidad yo quería quedarme así unos minutos más hasta lograr memorizar el color exacto de sus ojos, pero no pudo ser así, en mi interior me lamente pero no pronuncié palabra alguna, no hasta que pasaron un par de segundos donde los labios de la chica se movían como si fuese un pececillo, como si quisiera emitir palabra pero sus cuerdas vocales no fuesen capaz, así que las emití yo sabiendo que podía arruinarlo todo en un segundo, aunque a decir verdad, esa era mi especialidad.
—¿Te apetece tomar algo? Unas cervezas, tal vez.— sonreí de lado —Yo invito.— finalicé mi oración mientras ella esbozaba una sonrisa sin mostrar sus dientes.
Antes de que le diera tiempo a contestar, Jason y Tobias aparecieron en mi campo de visión, me dieron unas palmadas en la espalda, y cuando me quise dar cuenta, aquella chica simplemente se esfumó.
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Secretos Oscuros. (PAUSADA)
Romance⚠️ Advertencia: Contenido adulto. Mi vida no había sido nada fácil, y mucho menos cuando tuve que huir de casa sin ningún tipo de pertenecías, dejando atrás mis recuerdos, la única familia que pensaba tener, y lo más importante para mi, aquellos tr...