Capítulo 17

4.8K 454 31
                                    

Guardaste silencio, en una postura reflexiva, apoyando los codos sobre el escritorio mientras entrelazabas tus manos con tal fuerza que tus nudillos se volvieron blancos. Exhalaste lentamente antes de pronunciarte.

—No quiero participar en esto. No hay necesidad. Monoma puede quedarse con todo. Lo único que me importa ahora... es asistir al velorio de mi tío.

Iida frunció el ceño, alarmado por tu negativa.

—No puede hacer eso. Le suplico que reconsidere.

—Tengo suficiente, Iida.

Pero sus palabras siguientes te hicieron congelarte.

—Ese es el problema... Monoma está involucrado en la muerte de su tío.

El silencio cayó como una losa en la habitación. Solo quedaba el sonido lejano de los jardines, ajeno a la tormenta que acababa de desatarse en tu interior.

—¿Monoma involucrado en esto? —Frunciste el ceño con una mezcla de decepción y cálculo. Había demasiadas piezas sueltas en ese rompecabezas. Te inclinaste hacia atrás, susurrando con resignación—. Maldición... necesito un trago.

Extendiste la mano hacia el Vodka Russo-Baltique que descansaba como una joya sobre tu escritorio. Lo vertiste en una copa elegante, su cristal delgado capturando la luz tenue del candelabro. Iida no pudo evitar fijar la mirada, impresionado por el detalle, pero más aún por el precio: un millón de dólares servidos con la naturalidad de quien bebe agua.

El primer sorbo fue rápido, una quemadura sedosa recorrió tu garganta, dejando tras de sí una nota de vainilla y poder. Permaneciste sentada, sosteniendo la copa como si fuera parte de ti misma.

—La autopsia fue inconcluyente. Ataque al corazón —informó Iida, arrastrándote de vuelta a la conversación—. Pero todo indica que Monoma está implicado.

Tus ojos se alzaron hacia el candelabro. Hasta ese instante no habías notado lo hermosamente resplandeciente que era.

"Quiero besar a Izuku..."

—Exactamente. Necesito que ganes tiempo para investigar sin presiones. Y si puedes... asegúrate de obtener la herencia. Mejor dicho, debes ganarla —dijo Iida. Desviaste la mirada hacia él, buscando una excusa que encajara.

—No puedo casarme, no estoy con nadie. Hay otras formas de retenerlo —respondiste con honestidad, sin máscara.

"Izuku no cuenta... aún no sé si me ve como su pareja. No hemos hablado de eso desde aquella vez..."

—Dijiste que habías propuesto matrimonio —insistió Iida, recordando.

—Fue hace años... Pensaré en algo —dijiste con un suspiro, intentando calmarlo.

Iida asintió, girándose para marcharse. Pero antes de irse, lanzó una última mirada codiciosa a la botella. Sabía que jamás podría permitirse un trago de ese licor, pero el deseo estaba ahí.

Quedaste sola, contemplando por la ventana. Afuera, Midoriya reía animado con Nancy, y su sonrisa iluminaba el jardín como si fuera un niño despreocupado.

"Debería embarazarlo... o quizá casarme primero. No quiero que nadie más toque esa esmeralda sin que antes haya sido mía."

Soltaste un suspiro y miraste la hora.

"Debo hacer algo con esta frustración."

"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝐄𝐋 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀 𝐏𝐄𝐑𝐅𝐄𝐂𝐓𝐎 𝐂𝐎𝐍 𝐋𝐀 𝐀𝐋𝐅𝐀 𝐈𝐃𝐄𝐀𝐋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora