Después de atender la llamada, Midoriya te sirvió la comida y logró obtener algo de tranquilidad. Ahora sólo le quedaba disfrutar de la cena contigo.
Al probar el primer bocado, recibiste con agrado el sabor del katsudon que había preparado. Nunca habías probado tal platillo, y el sabor nuevo y equilibrado inundaba tu paladar. Los huevos blandos y dulces llamaban tu atención.
—Tiene un buen gusto —elogiaste al omega.
—No sabía que se podría llegar a tal punto… Es una delicia —expresaste con una sonrisa sincera.
«Me alegra que le guste», pensó Midoriya, sintiéndose aliviado y correspondiendo genuinamente:
—Gracias —agradeció en voz baja.
La cena fue magnífica, y se convirtió en tu tercer recuerdo favorito después de haber conocido a Midoriya y haber tenido un encuentro en el auto. Te hubiera encantado haber hablado más con él.
Le ayudaste a lavar los platos mientras él se preguntaba si esa noche estarían juntos. Lo que había ocurrido hace un rato le había hecho correr adrenalina por su torrente sanguíneo, pensando en la posibilidad de dejar de ser virgen esa noche (aunque se había estado guardando para el matrimonio).
—¿Regresará a casa? —preguntó Midoriya, ignorando lo que le daba inseguridad.
—Sí —respondiste al terminar de guardar los platos, secando tus manos con una toalla de cocina—, para que puedas descansar.
«Si fuera por mí, te haría gemir toda la noche en esa cama», pensaste al desviar tu mirada hacia su habitación, imaginando todo lo que podría pasar.
Midoriya parecía desilusionado, ya que la expectativa que tenía de pasar la noche contigo había desaparecido.
Finalmente te vio salir por la puerta y luchó con el deseo de impedirte irte, quería pasar la noche contigo y también tenía incertidumbre sobre la relación que tenían.
—Buenas noches, gracias por la cena y tu compañía —te despediste con satisfacción.
—B-buenas noches —respondió Midoriya, con un tono rojo en sus mejillas.
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En tu auto, golpeabas tu cabeza en el volante lamentándote por haber tenido que irte.
—Por favor, no enciendas —rogabas al auto—. Si él es mi omega, dame esa señal, querido destino.
Trataste de encender el Mercedes y, para tu regocijo, el auto no arrancó. Casi bailabas y cantabas alguna canción tonta inventada por ti.
Midoriya estaba a punto de masturbarse en el sofá debido al penetrante aroma que habías dejado. Se sobresaltó al escuchar los toques en la puerta y decidió no continuar.
Al abrir la puerta y verte, no pudo evitar sonreír ampliamente. Notaste su contento, aunque lo dejaste de lado y fuiste directamente al problema principal.
—Hola de nuevo… —fingiste decepción, de manera casi dramática—. Mi auto se ha averiado.
Midoriya bajó su entusiasmo al darse cuenta de que parecía forzado y que tal vez no querías estar en su pequeño apartamento.
—¿Puedo pasar la noche aquí? —Te adelantaste a preguntar.
—¡Por supuesto! —respondió de inmediato, luego se calmó—. Pero, si…
Bajó su mirada con un poco de timidez.
—Gracias, pagaré mi estancia. —sacaste de tu cartera la típica tarjeta negra.
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𝐄𝐋 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀 𝐏𝐄𝐑𝐅𝐄𝐂𝐓𝐎 𝐂𝐎𝐍 𝐋𝐀 𝐀𝐋𝐅𝐀 𝐈𝐃𝐄𝐀𝐋
FanfictionEsta es una historia en la que esta Izuku como omega y la protagonista como alfa dominante. . . . _____ Yoshimura es una alfa dominante de muchas riquezas, conocida en el mundo de la moda por ser una diseñadora versátil, además es una obsesionada co...