Capítulo 18

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Midoriya se encontraba frente a Nancy, quien sonrió al verlo decidido, pero antes debía hacerle una pregunta:

—Joven Izuku, ¿sientes amor por la señorita Yoshimura?

El peliverde se quedó en silencio, totalmente sorprendido. Su rostro se tornó rojo, incapaz de ocultar sus emociones.

—No lo sé... —Sus ojos se desviaron hacia el techo, buscando una respuesta.

En ese momento, Nancy se reía a carcajadas. Conocía esa mirada de amor que él tenía cuando se perdía en la contemplación de la habitación donde descansabas. Además, notaba la tristeza en su rostro al no poder percibir tu aroma.

Luego, se levantó y entregó las llaves a Midoriya.

—Parece que se ha averiado el grifo de la cocina, debo repararlo —dijo, fingiendo una excusa para retirarse—. Así que no he visto ni interferido en la situación.

Guiñó un ojo antes de marcharse.

Aunque las feromonas eran leves fuera de la habitación, era evidente que te encontrabas en tu ciclo. Midoriya se quedó pensando antes de entrar. ¿Acaso a la señorita le gustarían los bebés?

Recordó tu rostro sonriente cuando lo esperabas en el estacionamiento. Sabía que después de tu celo era posible quedar embarazado, pero prefirió dejar esos problemas para su yo del futuro y no seguir pensando en ello.





Midoriya se encontraba entregando todo su ser al momento, experimentando una mezcla de gritos y gemidos mientras era embestido. Aunque disfrutaba de cada sensación, sus caderas ya no resistían tanto como al principio. Perdía la noción de cuántas veces había sentido como tu miembro se hinchaba, y a estas alturas, ya no le importaba el hecho de haber sido marcado desde un inicio.

Estar debajo de tu cuerpo lo hacía sentir pequeño e incapaz de ver tu rostro. La posición le generaba ansiedad, y no podía evitar arquear la espalda con cada embestida.

—Duele, señorita Yoshimura...

Antes de que pudiera quejarse, lo embestiste con más rapidez que nunca y marcando su nuca con más fuerza, lo que le provocó una mezcla de dolor y placer. Jugabas con sus pezones rojizos después de haberlo succionado tanto anteriormente.

Ambos estaban completamente absortos en el momento. Midoriya sentía que necesitaba un descanso.

—Creo que necesito ir al baño...

Su cuerpo estaba al borde de experimentar un orgasmo desgarrador, se aferró al reposabrazos, y como si temieras perderlo para siempre tiraste de él hacia tu cuerpo desde sus brazos, el joven omega terminó mojando el sofá más de lo que ya estaba.

No sabía cuánto tiempo había pasado. Al ver el reloj, notó que ya estaba anocheciendo, y su cuerpo ya no aguantaría un día más.

Gimió tu nombre, pidiendo que le permitieras tomar un descanso, pero sus palabras no llegaban a tu conciencia.

Finalmente, exhausto, se desmayó tras un último orgasmo que lo dejó peor que el anterior.





Despertaste una tarde con Midoriya abrazando tu espalda, el omega tenía una sonrisa de satisfacción. A pesar de todo, adoraba cada momento compartido, incluyendo tres frases únicas que nunca olvidaría. No podía creer que una propuesta de matrimonio se escondiera detrás de un simple nudo.

—Gracias por hacerme sentir tan bien —dijo el omega.

La sorpresa te hizo sobresaltar y caer del sofá. Te quejaste al sentir el impacto contra el suelo.

Midoriya pudo ver cómo tu rostro se ruborizaba, mostrando una expresión de culpa.

—Señorita Yoshimura, quiero pedirle que cuando regrese, no se contenga conmigo —agregó él.

Una vez más, estabas confundida, pero antes de decir algo, la vergüenza te hizo huir con la cabeza gacha. Midoriya pudo percibir tus debilidades cuando estabas en celo, además de eso logró obtener mucha experiencia.

Nancy te observó salir de la residencia a toda velocidad con tu carro, y no pudo evitar reír al ver cómo tu personalidad emergía con fuerza.


...


Sentías como si quisieras desaparecer. No tenías idea de las cosas que pudiste haber dicho, y te angustiaba pensar que Midoriya también podría haberse asustado. Las memorias de aquel momento vergonzoso te acosaban, y tenías ganas de golpear tu cabeza contra el escritorio cada vez que lo recordabas.

Mientras tanto, Midoriya se había quedado descansando. Nancy le había dicho que no era necesario que asistiera, ya que debía esperarte en la residencia. Además, quería saber si le habías contado a Midoriya sobre la crisis familiar que estabas enfrentando, y si él estaba dispuesto a apoyarte en tu plan de tener a su hijo.

Sin embargo, la verdad era que Midoriya estaba teniendo las mejores vacaciones de su vida. Estaba compartiendo el tiempo con sus amigos y mostrando fotos del lugar.

Sus amigas se habían olvidado momentáneamente de sus deberes mientras miraban las fotos que les compartían.

Dado que Nancy no era precisamente conocida por su paciencia, le pidió un favor a Midoriya.

—Joven Midoriya, la señorita no llevó almuerzo. ¿Le gustaría llevarle algo? Le diré al chofer que lo lleve.

Midoriya se encontraba en la cocina, bebiendo agua en ese momento. Asintió emocionado. Quería verte, especialmente porque el día anterior te habías marchado sin decir mucho.

Nancy, anticipando la respuesta, ya tenía preparado tu desayuno. También incluyó un postre que ella misma había preparado.

—Es para la recepcionista. Ella sabrá que es de mi parte y lo dejará pasar.


...


Midoriya se vio obligado a usar el armario lleno de ropa que habías secretamente trabajado pensando en él. Todas las prendas tenían las medidas exactas de Midoriya. Se veía adorable vistiendo una sudadera roja y una chaqueta a cuadros de colores claros con rayas verdes. Completó su atuendo con pantalones claros de estilo cargo.

Al llegar a tu trabajo se quedó sin palabras ante la estructura del edificio de Industrias Yoshimura;  ya es un símbolo de elegancia y sofisticación en el mundo del diseño de moda. La maravilla arquitectónica que refleja la creatividad y la excelencia caracterizan a la marca. Al acercarse a este edificio lujoso, se puede sentir la combinación de modernidad y tradición en cada detalle.

La fachada del edificio está revestida con paneles de vidrio de alta tecnología que cambiaban de tonalidad según la luz del sol, creando un juego de colores y reflejos que cautivaría a cualquiera que lo observe. El logo de Industrias Yoshimura estaba meticulosamente grabado en la entrada principal, un símbolo icónico de estilo y buen gusto.

Al ingresar al edificio, fue recibido por un vestíbulo espacioso y luminoso. Los suelos de mármol italiano pulido reflejaban la luz de las lámparas de araña de cristal que colgaban del techo, creando un ambiente glamuroso desde el primer momento. El mostrador de recepción, adornado con materiales exquisitos, estaba siendo atendido por la joven que mencionó Nancy, ella estaba siendo amable y profesional brindando una bienvenida cálida.

El cumplió con lo que le pidió Nancy y la joven le dejó pasar a los ascensores.

Los ascensores de última generación, son paredes cubiertas de espejos enmarcados en dorado. Cada piso está diseñado de manera única, con espacios abiertos permitían la interacción creativa entre los diseñadores de moda y otros profesionales de la industria. Los pasillos estaban adornados con obras de arte contemporáneo y fotografías de desfiles de moda legendarios que la marca ha producido a lo largo de los años.

Las salas de diseño son verdaderos santuarios de creatividad. Grandes ventanales ofrecen vistas panorámicas de la ciudad, proporcionando inspiración desde cualquier ángulo. Las estaciones de trabajo están equipadas con las últimas tecnologías, permitiendo a los diseñadores experimentar con patrones, telas y colores en un entorno virtual antes de llevar sus creaciones a la vida real.

En el piso superior, se encuentra el showroom principal, donde las creaciones de Industrias Yoshimura son presentadas en su máximo esplendor. Los maniquíes visten las piezas más destacadas de la última colección, rodeados por paneles de espejos que multiplican la belleza de cada prenda. La iluminación cuidadosamente diseñada resalta cada detalle y textura, mientras que la música suave crea una atmósfera de elegancia y exclusividad.

En ese piso superior y último se encuentra tu oficina, un espacio que encapsula la esencia de lujo, elegancia y visión vanguardista. Desde el momento en el que cruza la puerta Midoriya, se transporta a un mundo de creatividad y sofisticación.

El área de recepción se presenta como un vestíbulo con paredes revestidas de paneles de madera oscura, realzada por luces empotradas que arrojan una iluminación suave y cálida. Un gran escritorio de diseño moderno y líneas limpias es atendido por un recepcionista vestido con el icónico atuendo de la marca.

Las puertas dobles conducen a la sala de espera, donde los clientes son recibidos por lujosos sofás de cuero en tonos neutros, dispuestos alrededor de una mesa de centro de vidrio y metal. Paredes adornadas con obras de arte contemporáneo y una discreta estantería de libros de moda aportan un toque cultural y refinado al espacio.

El corazón de la oficina estaba tu despacho siendo ocupado por ti, tu rostro denotaba gran concentración al leer documentos con tus gafas sofisticadas, el espacio resultaba amplio y luminoso con amplios ventanales que ofrecían vistas panorámicas de la ciudad. El mobiliario es una mezcla de piezas de diseño elegante y funcional, con una amplia mesa de trabajo central donde se encuentran bocetos y muestras de tela cuidadosamente dispuestas. Detrás del escritorio, una pared revestida de madera alberga una colección de premios y reconocimientos de la marca.

Una sala de reuniones contigua cuenta con una mesa de conferencias de madera oscura rodeada de sillas tapizadas en cuero blanco. Un televisor empotrado en la pared permite presentaciones multimedia, mientras que un panel de control inteligente permite ajustar la iluminación y la temperatura según las necesidades.

Un rincón de inspiración se encuentra en una esquina de la oficina. Estanterías flotantes albergan libros de moda, revistas y objetos curiosos de diferentes culturas que alimentan la creatividad del equipo. Un sillón y una lámpara de pie crean un espacio acogedor para momentos de reflexión.
Desde el marco de la puerta, una figura te observaba en silencio, casi imperceptible. Al percibir su presencia, saltaste en tu asiento, visiblemente sorprendida. Izuku, reconociendo la situación, sonrió con la ternura y encanto que siempre lo caracterizaban.

Ese gesto fue suficiente para teñir tus mejillas de rojo

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Ese gesto fue suficiente para teñir tus mejillas de rojo.

—Nancy me pidió traerte el desayuno...

En tu mente, una frase surgió clara: Te maldigo, Nancy...

—Pensé que vendrías ayer en la noche, y me quedé esperando —dijo él, su voz evidenciaba una ligera tristeza por la espera no correspondida del día anterior.

—Lo siento —respondiste apenada—. Estuve inundada de trabajo y no pude ir a buscarte.

Ante tus palabras, la sonrisa de Izuku resurgió, irradiando calidez y comprensión. Eso intensificó tu sentimiento de remordimiento, impulsándote a levantarte y acercarte a él para envolverlo en un abrazo reconfortante.

—Gracias por venir —murmuraste.

Cuando lo abrazabas, podías sentir cómo Midoriya olfateaba tu aroma, un gesto que encontraste adorable.

—Si te parece bien, podríamos salir a desayunar juntos. Dejo la comida de Nancy para más tarde —sugeriste, esperando ofrecerle una disculpa más tangible.

Izuku asintió con entusiasmo, pero justo en ese instante, la puerta se abrió, revelando a Kirishima, quien lucía exhausto y sólo parecía tener en mente el descanso que proporcionaban los cómodos sofás de tu oficina.

El inesperado testigo de su tierno momento les hizo separarse rápidamente, y ambos intercambiaron miradas de complicidad.

𝐄𝐋 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀 𝐏𝐄𝐑𝐅𝐄𝐂𝐓𝐎 𝐂𝐎𝐍 𝐋𝐀 𝐀𝐋𝐅𝐀 𝐈𝐃𝐄𝐀𝐋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora