𝐄𝐋 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀 𝐏𝐄𝐑𝐅𝐄𝐂𝐓𝐎 𝐂𝐎𝐍 𝐋𝐀 𝐀𝐋𝐅𝐀 𝐈𝐃𝐄𝐀𝐋

Capítulo 24

Inko se despertó temprano, antes de las seis de la mañana, con la determinación de preparar un desayuno delicioso y hacer las compras necesarias para el día. Al asomarse al jardín, donde esperaba encontrarte disfrutando de la serenidad de la mañana, se sorprendió al ver tu figura envuelta en la yukata que ella misma te había prestado. Estabas absorta en una conversación telefónica, y aunque Inko no podía escuchar las palabras exactas, tu expresión denotaba frustración e incluso un toque de molestia que la inquietó.

-¡Maldita sea! ¡Les he ofrecido colaborar más de seis veces a esas brujas! ¡No las necesito para el proyecto, pero la gala no se llevará a cabo sin su cooperación! -exclamaste con furia mientras pateabas un tronco viejo en el jardín.

-Lo sabemos Yoshimura, pero han rechazado rotundamente la propuesta -respondió Kirishima al otro lado de la línea, visiblemente agotado.

-¡No voy a rogarles de rodillas! ¡Cada vez que las veo, siento escalofríos recorrer mi espalda y no precisamente buenos! ¡Es como si me sumergiera en un abismo oscuro y profundo! -tu voz reflejaba una mezcla de frustración y desesperación.

-Lo entiendo. Parece que aún están resentidas por lo sucedido la última vez... Enviaron a su secretaria y ella dijo: "A menos que Yoshimura acepte mi petición anterior, consideraré su propuesta. De lo contrario, no tengo más que esperar a que bese el suelo que piso, rogando" -informó Kirishima, compartiendo detalles de la situación.

-¡Maldición! -gritaste, golpeando nuevamente el tronco con rabia. Luego, respiraste hondo y pasaste la mano por tu cabello, tratando de mantener la compostura. -Dile a Tamaki que contacte a todos los colaboradores actuales. Quiero un listado de disponibilidad, personas que colaboren con la marca de esas mujeres y... contacta con Himiko. Que sea discreta; no quiero que ni un periodista ni una sola alma se entere.

Hubo un breve silencio al otro lado de la línea antes de que Kirishima suspirara resignado.

-Le transmitiré las instrucciones a Tamaki. Por cierto, te enviaron un ramo de claveles negros a la oficina... de parte de Monoma.

Tu cuerpo se tensó ante la mención del nombre, manifestando claramente tu disgusto.

-Tíralos a la basura. No quiero verlos en mi oficina... Por cierto, llama a Iida y dile que me contacte mañana a primera hora...

Después de una agotadora conversación telefónica que pareció durar una eternidad y que Inko observó con preocupación, finalmente notaste su presencia, lo que casi te hace dejar caer el teléfono del susto.

-Vi que estaba un poco molesta, así que preparé el té -dijo Inko, ofreciéndote una bandeja con una taza humeante.

Agradecida por su preocupación, le dedicaste una dulce sonrisa.

-Gracias. El trabajo suele ser estresante...

Ella sonrió con calma, comprendiendo.

-Hare unas compras en el pueblo, así que no estaré un rato -comentó Inko.

-¿Puedo ayudarla y llevarla? -ofreciste, deseando acompañarla en su tarea matutina.

Aceptó, complacida de mostrarte al pueblo y, de paso, presumirte como su futura nuera.

Al llegar al supermercado, las miradas se posaron sobre tu Bentley Batur, valuado en dos millones de euros, el automóvil más lujoso que jamás habían visto en el pueblo. Con su exterior en un elegante azul metálico, resaltando acentos en rojo St James Red en la parrilla, era una obra de arte rodante. El diseño minimalista y deportivo lo hacía imponente y sofisticado, una visión que despertaba asombro en quienes lo veían.