Capítulo 19

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En el restaurante, una extraña tensión llenaba el aire, como si ambos quisieran expresar algo, pero no pudieran encontrar las palabras adecuadas.

Finalmente, rompiste el silencio con un suspiro y una mirada preocupada hacia Izuku.

—La razón por la que no pude acompañarte durante tanto tiempo fue... —dudaste, buscando la forma de transmitir la noticia—. Mi tío ha fallecido.

La expresión de Izuku cambió instantáneamente, su mirada reflejaba una profunda tristeza mezclada con el miedo a lo que vendría a continuación. Sus ojos se encontraron con los tuyos, con enorme preocupación por tu estado emocional.

—Dejó su voluntad por escrito, pero también es muy posible que mi primo lo haya asesinado por la herencia —continuaste, con un dejo de tristeza—. Además, debo ganar tiempo para la investigación que se realizará sobre su muerte, y en su voluntad, me ha pedido que me case y tenga un hijo.

Izuku sintió que el mundo se derrumbaba a su alrededor. El impacto de tus palabras le golpeó como un puñetazo en el estómago. Sus ojos se contenían de soltar una lágrima, mientras se daba cuenta de que la mujer de la que estaba profundamente enamorado se casaría con otro por necesidad, no consideraba ser él una opción. Era una tormenta de emociones, una mezcla abrumadora de tristeza, resignación y un profundo deseo que las cosas fueran diferentes. Sus labios temblaron mientras luchaba por mantener la compostura.

El ambiente se volvió incómodo y las palabras parecían haberse escapado de ti por completo. Izuku, por su parte, trató de aparentar calma durante la velada, a pesar de la noticia que había recibido. En su interior, luchaba por encontrar una manera de superar la noticia, buscando una forma de dejar de pensar en ti. Le hiciste preguntas sobre cómo se había sentido en tu casa, aunque sus respuestas eran vagas y distantes.

...

Cuando la pequeña velada llegó a su fin, Izuku pidió volver a su casa para descansar  y después dirigirse al trabajo al día siguiente. El viaje de regreso fue igual de incómodo que el resto de la noche.

Por dentro, emociones lo embargaban.

¿Por qué habías hecho tanto si al final me dejarías solo? Apretó los puños con fuerza, reprimiendo las lágrimas que amenazaban con brotar.

Cuando llegó el momento de despedirse, sentiste un impulso de darle un beso, una muestra de cariño para aliviar la tensión en el aire. Pero Izuku te ignoró y se fue, dejándote en la incertidumbre, con un nudo en el estómago que se negaba a deshacerse.

Suspiraste pensando que no fue buena idea decirle tus problemas.

Dos semanas y tres días pasaron sin que Izuku supiera nada de ti, y para él, cada día fue una eternidad. Nancy le había informado que tu trabajo se había vuelto aún más abrumador desde la muerte de tu tío, y aunque sabía que debían hablar, parecía que el tiempo conspiraba en su contra. Los días se volvieron una lucha para él, anhelando verte, escuchar tu voz y asegurarse de que estuvieras bien.

Cada noche, mientras yacía solo en su cama, pensaba en ti. La incertidumbre lo carcomía, y su mente se llenaba de preguntas sin respuesta. ¿Cómo estarías? ¿Qué estarías sintiendo? La preocupación y la ansiedad se apoderaban de él, y aunque intentaba mantenerse ocupado durante el día, no podía evitar que su corazón ansiara el momento en que finalmente podría verte de nuevo, y compartir todas las emociones que habían estado atrapadas durante esas semanas complicadas para ambos.

Izuku había pasado una noche difícil, incapaz de conciliar el sueño en una cama que solía ser cómoda, pero ahora le resultaba incómoda debido a la última vez que habían compartido ese espacio, y el pensamiento de tu próxima boda también le pesaba en el corazón. Sus ojos estaban rojos e hinchados de tanto llorar en silencio, pero se vio obligado a ocultar su tristeza detrás de una mentira y una sonrisa falsa en nombre de su trabajo.

𝐄𝐋 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀 𝐏𝐄𝐑𝐅𝐄𝐂𝐓𝐎 𝐂𝐎𝐍 𝐋𝐀 𝐀𝐋𝐅𝐀 𝐈𝐃𝐄𝐀𝐋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora