Capitulo 4

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Al día siguiente trabajabas con abundante ánimo, Denki vio en ti un brillo de… ¿Triunfo? ¿Amor? ¿Más dinero?, no sabía, pero se estaba cegando con ese resplandor imaginario.

«Estoy ansiosa por verlo de nuevo » firmabas unas proformas con una expresión de desbordante emoción gracias a Izuku.

A segundos de cruzar la puerta de la oficina para irte, Kirishima fue a entregarte una carpeta, estabas colocándote tu bléiser cuando llegó.

—____, ya acabe la toma de hoy, deberías chequearla antes de salir —te detuvo con la carpeta en sus manos.

—No puedo, debo irme, déjalo en el escritorio mañana lo veré —pasaste de él sin más.

«Salió demasiado apresurada» se quedó sin palabras y sin saber por qué.

Le resultó extraño ya que si él hacía esto ya para ti era una escusa para quedarte a trabajar hasta el día siguiente.

Llegaste a las cinco de la tarde al restaurante, el gerente estaba contento con tu llegada, tal vez lograba algún inversor con el tiempo, así la fama del sitió estaría por los cielos.

Las amigas de Midoriya sabían que estabas esperándolo, pero esta vez Izuku estaría en la cocina; por lo tanto no te atendería, un chico nada parecido a él se encargó de ti.

«Esto es… » No querías que fuera ese chico, no sabías si él había venido a trabajar, te tenías una gran desilusión.

Llamaste al gerente y las chicas se esperaban que fuera alguna queja; estarían en problemas de ser así, a pesar de que parecía ir bien.

—¿Sucede algo con el servicio señorita Yoshimura? —él gerente estaba con el temor de que fuera así.

—No no —le tranquilizaste —, es una petición —acomodaste tu servilleta.

—Dígame, haremos lo posible por su comodidad —se alivió en saber que había una petición y no una queja.

—Izuku Midoriya —le mencionaste el nombre.

—¿Cometió una falta? —frunció el ceño y ladeó la cabeza, no se lo esperaba, Izuku era excelente en lo suyo además de ser talentoso.

—Al contrario, me gustaría que él me atienda, no es que el joven de ahora no lo haga bien, prefiero que sea él de cabello verde —le aclaraste la situación con tranquilidad.

—Oh… Entiendo, no será problema en un momento estará aquí —se marchó antes de que dieras las gracias, entró a la cocina y minutos después salió Izuku con su uniforme bien portado, estaba rendido de cocinar todo el día, aun así era su parte favorita de la semana.

Al verte llegó a sentir un gran hormigueo en todo su cuerpo, que iba desde los pies hasta la cabeza.

«Es ella… » se le aceleró el corazón «me siento tan raro con ella » le ardían las mejillas, ya se había sofocado sin antes tratar contigo.

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—¿Desea algo más? —quiso saber antes de terminar la orden.

Sin un poco de vergüenza le pediste…

—Tu número.

—¿Huh? —creyó escuchar mal.

—Tu número de teléfono —reiteraste.

No sabía que hacer, si le afectaría el trabajo o no, en sus adentros una voz le exigió hacerlo, pero no cedió y se fue.

«¿Me ha rechazado? » dejaste caer los hombros sin palabras.

Midoriya volvió con la orden en silencio y sin contacto visual, era incómodo. La pelusita también podía hacerse el difícil.

No había gusto en la comida por aquel rechazo, en lo que Midoriya tomaba la factura para entregarla luego; se quedó con el papel en manos, con la sensación de que debía hacer más antes de darlo.

Terminando la cena entregó la cuenta, terminó huyendo y alzaste una ceja con extrañeza sin saber por qué actuaba así, viste que la factura venía acompañada con un papel extra, en el que iba su número de teléfono, se te escapó una pequeña risilla en forma de victoria.

Acabaste esperando el cierre del restaurante para volver a dejarlo en casa.

—¡Hasta luego chicas! —Midoriya se despedía de sus amigas.

—Ve con mucho cuidado —Jiro siempre le decía antes de irse, entendía lo peligroso que era que estuviera en las calles siendo un omega.

Con impaciencia lo buscaste y bajaste la ventanilla…

—¿Te llevo a casa?

Sus amigas se detuvieron dudosas.

—¿M-me llevaría a casa? —bajó la vista al revivir aquel momento en el que salió corriendo ruborizado hasta las orejas.

Asentiste y abriste desde adentro la puerta del copiloto.

—Debo irme chicas —se subió al carro.

Ellas notaron tus ojos maravillados al ver a Midoriya subir, se fueron tranquilos y ellas seguían intrigadas con lo sucedido.

—¿Lo hará por qué lo quiere o por qué quiere hacerle algo? —Jiro no parecía convencida.

—Él estará bien con ella —Momo siguió caminando —. La señorita Yoshimura no es mala persona.

𝐄𝐋 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀 𝐏𝐄𝐑𝐅𝐄𝐂𝐓𝐎 𝐂𝐎𝐍 𝐋𝐀 𝐀𝐋𝐅𝐀 𝐈𝐃𝐄𝐀𝐋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora