José Luis
Le comento a Genaro los planes para salvar mi matrimonio, y al parecer, no esta muy convencido, al contrario, su rostro descompuesto me indica que no confía en que pueda lograrlo, y en el fondo lo entiendo, he pasado quejándome los últimos años, haciendo que se convierta en mi paño de lagrimas, pero es inevitable querer arreglar mi vida, porque tengo un hijo maravilloso, que lo único que desea es tener a su madre cerca, y quiero intentarlo por el.
Genaro sigue su camino, y yo el mío hacia el subterráneo en busca de mi auto. Camino a casa, me pongo a planear la salida improvisada, pensando en que llegare, y le diré a Eleonora que se arregle, pues iremos a cenar; después de eso, la llevare a un hotel, y hacer de esta cita una noche inolvidable.
<Ya deseo ver la sorpresa en su rostro>
Al llegar a mi hogar me encuentro con Lucho en el jardín, cuando me ve, corre a mi encuentro para darme un abrazo, como si esta tarde no hubiéramos estado juntos; sin dudarlo un segundo, me inclino para recibir ese gesto de amor, pues el, es mi motor de vida.
-¡Hola campeón!- exclamo feliz- ¿Que haces en el jardín? ¿No crees que ya es tarde?- pregunto mirando mi reloj de pulsera, para verificar que son las ocho de la tarde; por lo general a esta hora esta cenando, para luego ir por un baño y a la cama.
-Te estaba esperando papa- comenta cariñoso, a lo que sonrió para agarrar su mano y caminar juntos hacia el interior. Adentro me encuentro con Roberta, recordando que es una pieza fundamental en los planes de esta noche, y paso por alto de que es Eleonora quien debiera estar esperándome, y no es que sea machista, solo espero ese gesto de compañerismo, no obstante, creo que jamás sucederá, aunque, dice no poder vivir sin mi.
-¿Podemos hablar?- le pregunto a Roberta, quien asiente con la misma simpatía que la ha caracterizado siempre- ¿Lucho ya ceno?
-Si señor.
-De acuerdo...- digo, para después mirar a Lucho- Hijo, espérame arriba, te daré un baño y te leeré un cuento.
-¡Si papa!- responde, para salir corriendo hacia las escaleras.
-¿De que desea hablar conmigo señor?- hago una mueca deseando que pueda quedarse esta noche, de lo contrario, mis planes se irían por la borda, aunque, entendería una respuesta negativa, ya que no avise con anticipación.
-Necesito saber si puedes quedarte esta noche...-pregunto con cautela, poniendo cara de suplica para que me diga que si, sin embargo, su sonrisa me indica que la tengo en el bolsillo, y mis planes pueden continuar.
-De acuerdo, me quedare- responde, y sin dudarlo un segundo, la abrazo efusivamente y deposito un sonoro beso en su mejilla.
-¡Te adoro, gracias!- exclamo sin borrar la sonrisa de mi rostro- ¿Eleonora esta en su habitación?
-Si señor.
-¡Bien!- exclamo dando un suspiro- La invitare a cenar, deseo quedarme fuera... tal vez así se le pase el mal genio.
-¡Dios quiera señor! ¡Dios quiera!- repite luego de hacer una mueca, y no la culpo, al contrario, no entiendo como a durado trabajando tanto tiempo en esta casa.
Corro escaleras arriba directo a la habitación de Lucho; el esta sentado sobre la cama viendo un álbum de estampitas, al verme, se levanta dejando el álbum sobre un mueble y me sigue hacia el baño. Llego la hora del cuento, por sus ojos adormilados puedo garantizar que no leeré mucho, y efectivamente, se queda dormido en el primer párrafo, pero lo mas importante, es que esta contento, pues sabe que esta noche se quedara con Roberta, ya que su madre y yo saldremos a cenar.
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Look at me
RandomSoy maestra de escuela, casada hace seis años con un hombre que yo califico como SOL DE INVIERNO... osea, que no calienta a nadie. Pero, la vida a puesto en mi camino a un SOL DE VERANO... que me ilumina con sus largos rayos, ¿el único inconveniente...