CAPITULO 60

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Narra Altagracia

Tengo el rostro con un color morado horrible, está un poco hinchado, pero así es como he quedado por... no quiero decir la palabra que realmente me merezco, solo sé que nunca más haré cosas de este tipo sin antes conversarlo con José Luis, no sé en qué estaba pensando cuando creí que no pasaría nada al ir a casa de... de nuevo olvide su nombre... bueno a casa de solcito, José Luis es un hombre maravilloso, no sé porque Dios me lo ha enviado, creo que es para que me guíe en la vida o de verdad me pierdo, en fin... él es un hombre maravilloso que siempre me comprende, de más que hubiese postergado el viaje un par de semanas para yo poder sacar el pasaporte, por eso todo lo sucedido me deja una lección de vida, solo ocultaré las cosas que... nooo ¿pero qué estoy pensando? no debo ocultar nada, a no ser que quiera darle una sorpresa sexi a mi hombre, qué risa escucharme decirme mi hombre, pero lo es, y es mío, mío de mí, y de nadie más, cualquiera lo puede desear, a cualquiera se lo puede caer la baba al verlo, pero él me quiere a mí, a mí me desea, a mí me besa, a mí me acaricia, a mí me ama, me ama!! Qué sentimiento tan lindo estoy recibiendo, aún no puedo creer estar con un hombre como él, que se parece al protagonista de un libro pero es real y es mío, me he puesto tan ¿Cómo es la palabra? ahh sí posesiva, pero es que es verdad, es mío

Salimos del hospital, lo más gracioso es que José Luis me lleva en silla de ruedas, fue solo un golpe en la cabeza pero me cuida como si me hubiesen atropellado, con sumo cuidado hace que me suba al auto, abrocha el cinturón de seguridad y rodea al auto para subirse de piloto, observó lo atento y cuidadoso que es, es maravilloso, ni mi madre cuando estaba viva me cuidaba tanto. Observo cada movimiento que hace al conducir a casa, lo veo tan sexy tomado del volante, me gustaría acercarme y besarlo pero chocaríamos y de vuelta al hospital, debo ser cuidadosa ya no estoy sola, hay dos personitas dentro de mí, por lo tanto trato de no mirarlo para que se me quiten los deseos que me provoca, hecho la cabeza hacia atrás y me pongo a pensar en Lucho

-Ay Dios!- me pongo la mano en el rostro y luego me doy cuenta que fue una pésima idea, me duele el golpe en la cara y lo peor es que tengo la costumbre de poner las manos ahí

- Amor ¿qué pasa? ¿te duele algo?- José Luis estaciona el vehículo en la orilla de la calle y me mira angustiado

- si- digo con toda sinceridad- me duele lo estúpida que he sido

- Ay amor, sé que fue muy estúpido de tu parte ir a casa de León, pero ya fue, no podemos retroceder el tiempo, quiero que lo olvidemos y que jamás pero jamás vuelvas a hacer algo así-lo miro apenada sabiendo que tiene razón

- Y por supuesto que jamás volveré a cometer una locura como esa, no te preocupes, nunca más lo haré, pero ahora lo que me preocupa es que lucho estaba ilusionado, creía que viajaríamos hoy, me odiara- y de verdad que eso me tiene realmente preocupada

-ya hablé con él, estaba preocupado por ti, ni se acordó del viaje, solo esperaba que tú estuvieras bien- abro los ojos ilusionada, Lucho no está enojado y eso es muy importante para mí, Lucho me sorprende cada día más hasta podría decir que es más maduro que yo

-¿de verdad?

- no porque sea mi hijo, pero es un niño maduro y comprensible, él te quiere muchísimo Altagracia

- y yo lo quiero a él, lo amo como si hubiese salido de mi vientre- digo con total sinceridad

-No sabes lo feliz que me hace escucharte decir eso- lo miro con los ojos llenos de lágrimas José Luis se acerca a mi rostro y me besa con sumo cuidado

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