Capitulo 3

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Altagracia

Creo que hay muy pocas personas que puedan decir que les fascina su trabajo, o, que se entretenga en el, que le guste de tal modo, que prefiere no llegar a su hogar. En esa limitada nomina estoy yo, pues ser maestra de una pequeña escuela es lo mejor que pude haber hecho en mi vida. La alegría y agradecimiento de los niños, es sin duda el aliciente para seguir adelante cada día de mi vida. Quizás, algunas personas me encuentren un tanto exagerada, pero si estuvieran en mis zapatos por cinco minutos, entenderían de lo que estoy hablando.

Mi vida no es fácil, no lo fue cuando era una adolescente, y menos ahora, que estoy infelizmente casada.

En la época en que quise entrar a la universidad, mi meta era ser una gran arquitecta, pero ese sueño quedo en eso, un sueño, aunque ahora, que soy maestra, no me arrepiento de no haber estudiado lo que en ese momento creí era mi felicidad. Entrar a estudiar ya fue todo un logro, mi padre, que era un machista, deseaba que estuviera en casa, haciendo las labores del hogar. Se, que muchas mujeres se dedican a estar en casa, a cuidar de sus familias y eso es maravilloso, pero supongo, es por opción propia, y no, porque se lo hayan impuesto. Recuerdo perfectamente el día en que recibí un rotundo no de parte de mi padre, hasta que una luz divina lo ilumino y me dejo estudiar para ser maestra, lo que acepte a regañadientes, ya que era la única forma de poder estar fuera de casa, y no ser como mi madre, quien falleció años después.

En la universidad conocí a mi única y mejor amiga Eunice, que mas que amiga, es una hermana para mi. Me refugie en ella después de la muerte de mi madre, y de la salida de casa de mi hermano mayor, quien no acepto el carácter autoritario de mi padre. Al principio, lo odie por haber huido, pero con el tiempo, lo entendí y lo respete aun mas, por tener el valor de hacer lo que yo jamás fui capaz.

Me case con León a los diecinueve años, unos meses después de haber perdido mi virginidad. Mi vida es aburrida y monótona; a veces pienso, que la paciencia que tengo con los niños de mi clase, son gracias a la personalidad que he forjado con la convivencia con León. Mi esposo, es igual a mi padre, lo que es un tanto gracioso, porque lo odiaba con el alma, y hablo en pasado, porque mi padre ahora esta muerto. Un lamentable accidente de transito acabo con su existencia, y, aunque me hizo la vida imposible, no le deseaba la muerte, solo, largarme para no verlo mas. Cuando falleció, creí que mi vida cambiaria, y en cierto modo me sentí aliviada por su partida, pero mi matrimonio fue en picada, aunque no podría decir que alguna vez estuvo en la cima, pero, digamos, que estuvo a un metro del piso, lo que es mucho pedir para mi. León se convirtió, en lo que fue mi padre, y empezó mi nuevo calvario, haciéndome sentir atrapada sabiendo que estoy destinada a una vida así.

Eunice, mi querida hermana del alma, me da consejos maravillosos, pero cada palabra me entra por un oído, y me sale por el otro, y no es porque no crea que es fabulosa, sino que, por alguna razón no logro entender, no soy capaz de mover un musculo, además, que siento temor de que León me prohíba trabajar, y lo que es peor, dejar de verla.

Gran parte de la semana vivo frustrada, no con mis niños que son mi motor de vida, sino que, en casa, con León. Lloro a escondidas, sin que el se de cuenta, porque mis emociones son un motivo mas de reproche y burla. A veces, imagino que le grito en la cara todo lo que siento, pero todo se queda en mi cabeza, acumulándose para que algún día explote con mi verdad.

<<Moriré joven, posiblemente de un infarto por guardarme mis palabras>>

León trabaja como visitador medico en Lab Farm, un importante laboratorio de Italia. Este empleo es bien remunerado, como también sacrificado, pues debe visitar constantemente los diferentes hospitales del territorio, y hablar de su producto con los médicos a cargo de cada establecimiento. Algunas veces, le toca viajar fuera del pais, lo que seria una hermosa oportunidad para quedarme sola, pero, como nada es fácil en mi vida, me toca acompañarlo, dejar mi trabajo de lado, y quedarme encerrada en el hotel mientras el va a cocktail, codeandose con los doctores. Agradezco al cielo que Eunice sea la dueña del colegio en donde trabajo, de lo contrario, ya estaría de patitas en la calle. León es exagerado, cree que Eunice me llevara a la perdición, me conducirá a la vida nocturna, pecaminosa... Palabras textuales que salen de su boca, lo que es un milagro del cielo que me deje trabajar, o tal vez, es porque mi trabajo es de medio tiempo, y así, el no me debe dar dinero para mis gastos personales, porque olvide mencionar que es un tacaño, por lo menos conmigo, y porque no decirlo, debo mantener los gastos del hogar.

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