Capitulo 22

520 48 99
                                    

Jose Luis

Con una sonrisa, pero con un destello de celos, dejo a Altagracia en su casa, no obstante, me quedo con la alegría de saber que también se esta enamorando de mi, un sentimiento, y un placer que no experimentaba hace mucho. Al llegar a mi casa, decido enviar un mensaje de texto a Altagracia, pero me quedo esperando una respuesta que nunca llega, sin embargo, no me preocupa, pues estaba cansada, por lo que deduzco, se ha dado un baño para luego descansar.

Subo al cuarto de Lucho, pensando en que debe estar jugando ahí, pero me llevo la sorpresa de que esta dormido, por lo que me acerco y beso su frente, Aunque es temprano para que este dormido, lo dejo descansar, pues supongo se a divertido con Roberta y su cuerpo colapso.

Voy a la planta baja, y entro a la cocina en busca de algo para comer, pero para mi mala suerte me encuentro con Eleonora, y al percatarme que no me ve, decido volver al cuarto, sin embargo, no soy tan rápido, ni tan discreto, y mi torpeza me hace pasar a llevar un vaso que se rompe en mil pedazos, provocando que Eleonora me vea.

-No te sentí llegar- comenta- ¿No saludaras a tu esposo?

-Hola- saludo para que no comience a gritar, pues algo me dice que quiere discutir.

Levanto con mucho cuidado los trozos de vidrios que han quedado desparramados, para después acercarme al refrigerador, y sacar un pote con espaguetis y servirlos en un plato. Mientras mi cena se calienta en el microondas, siento los ojos de Eleonora pasando por mi cuerpo, como escaneandome, no obstante, no hago comentarios al respecto, pues es lo que espera de mi.

-¿A que se debe ese saludo tan frió? ¿No me besaras?- cuestiona- Quiero que sepas que he perdonado lo que me hiciste ayer por la mañana.

Dejo mi boca ligeramente abierta de la impresión, por otro lado, no recordaba el episodio de ayer por la mañana, pues lo único que tengo en la cabeza es lo que pasa con Altagracia.

-No tengo deseos de discutir- digo con sinceridad, mientras retiro el plato del microondas y lo pongo sobre la mesa para empezar a comer.

-Yo tampoco tengo deseos de discutir- dice entregándome un vaso con agua, el cual recibo creyendo de que esta siendo civilizada- pero creo que es hora de que conversemos, pues te extraño, y quiero que vuelvas a nuestra habitación.

Ruedo los ojos al no comprender como es que esta mujer no entiende que estamos mal, que esto ya no da para mas, que ha matado a pulso todo nuestro matrimonio, y si mal no recuerdo, le dije que ya no la amo.

-Eleonora por favor...- logro decir.

-Vamos amor, estas siendo un poco orgulloso, y tu no eras así... se que deseas que te bese, te acaricie, que ta haga el amor.

-¡Basta por favor!- exclamo al ver que se esta acercando, obligándome a dejar la cena de lado- Esto es algo que ya hemos conversado.

-Pero te amo, y no puedo vivir sin ti- la escucho decir, lo que me hace suspirar de cansancio, pues es un discurso que me se de memoria, por lo que decido salir de la cocina.

Eleonora camina de prisa tras de mi, mientras me cuestiono que tiene en la cabeza, el porque no entiende con las simples palabras con las que le he dicho las cosas, hasta he llegado a creer que no he sido claro.

-Eleonora...

-¡Te das cuenta que ese niño te a cambiado!- exclama ofuscada, dándome a entender que se pondrá a gritar- ¡Tu no eras así! ¡Maldigo a ese mocoso!

Me detengo abruptamente, poniendo las manos en puño, furioso al escuchar que hable así de mi hijo, el ser que mas amo en la vida, tratando de entender como pude estar tanto tiempo con esta mujer.

Look at meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora